Tenía entendido que el PSOE había renunciado al marxismo como ideología oficial hace ya 30 años, cuando en aquel polémico 28 Congreso de 1979 su entonces secretario general, Felipe González, lanzó el órdago de que se aprobaba esa renuncia al marxismo o era él quien renunciaba a seguir al frente del partido. Felipe les puso a sus compañeros en el brete de elegir y ya se conoce el resto de la historia: a partir del siguiente congreso extraordinario (del que se celebrarán los 30 años el próximo mes de septiembre) el PSOE marchó unido (con contadas excepciones) por la senda de la socialdemocracia.

Eso por lo que respecta al ‘marxismo ortodoxo’, pero esta semana descubro que el PSOE de Zapatero, sin embargo, no ha renunciado al marxismo más intemporal que se conoce, ese que no dimite de la cotidianidad y cuyo máximo ideólogo fue Groucho Marx al proclamar su primer y único mandamiento: «Estos son mis principios, y si no le gustan, tengo otros».

Así es la vida, señora. El martes por la mañana, el grupo parlamentario socialista en el Congreso había pactado con Izquierda Unida-ICV un acuerdo para subir los impuestos a los contribuyentes con mayores niveles de renta y patrimonio y, de paso, modificar la conocida como Ley Beckham, la que permite a las megaestrellas futbolísticas, entre otros, que tributen en el IRPF por el tipo mínimo, el 24 por ciento –aunque ganen millones de euros– como si se tratara de asalariados con rentas bajas, como curritos del montón.

La política hace extraños compañeros de cama. Y algún partido, aparte de ‘marxista de Gruocho’, debería proclamarse también hijo convicto y confeso del Descartes que dijo aquello de «El corazón tiene razones que no entiende la razón». Ni la razón ni Izquierda Unida-ICV, a quienes dejaron el martes en el Congreso con la misma sensación que esas novias que se quedan ante el altar, compuestas y sin boda. Vaya chasco, Llamazares.

El PSOE ha contado esta vez como compañero de cama-escaño con los votos de CiU, convencidos de que evitan así la subida progresiva de impuestos a las rentas más altas que proponía IU-ICV. Los ricos tampoco lloran. Se estarán frotando las manos Kaká y Cristiano Ronaldo. Por toda la escuadra.