Acabo de leer las tesis del Gobernador del Banco de España (MAFO, para sus íntimos) y se me sube a la cabeza una vena ácrata que creía abolida desde mi juventud. Su diatriba contra las administraciones encargadas de los gastos sociales –en teoría con el plausible objetivo de reducir el déficit público– es como reparar en el dedo que señala la luna en vez de fijarse en el propio satélite. Este apóstol del «capitalismo salvaje», ha hecho que recuerde a Bertold Brecht, quien sostenía que era «mucho más grave fundar un banco que robarlo». Y al viejo Proudhon de «Toda propiedad es un robo». Las tesis del gobernador del Banco de España me han hecho añorar incluso los tiempos en que la Iglesia Católica condenaba la usura o prestar dinero con interés.
Harto de oír y de leer que esta crisis no la han provocado quienes se esfuerzan ocho, diez o doce horas diarias en sus trabajos ni los parados que buscan algo que llevarse a la boca, ahora nos viene MAFO apelando a la macroeconomía y a las exigencias de los organismos internacionales (¿de control?) tras los que campan, semi embozados, los grandes culpables del desastre: un sistema financiero siempre hábil a la hora del escaqueo y de pasarle el muerto a los paganinis de turno. Qué desatino. Y qué ironía.
Habría que preguntar al gobernador del Banco de España qué le parecen las declaraciones de Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la CEPAL (Comisión Económica de América Latina), dependiente de Naciones Unidas, quien en una entrevista publicada ayer en ‘El País’ confesaba lúcidamente que «el problema es la crisis financiera, no el Estado de bienestar» y que habría que «sentar en el banquillo al sistema financiero». ¿A nadie se le ha ocurrido todavía establecer una Corte Internacional para juzgar a todos esos sátrapas? Pues ya es hora.
Con la excusa de que la ‘globalización’ ha consagrado un sistema económico en el que la gran banca siempre es la dama intocable, estos trileros de la economía nos dan continuamente el timo del toco-mocho o meten con descaro sus manos en nuestros bolsillos. En esa entrevista opina Alicia Bárcena: «Siempre es mucho más dolorosa, tardada y costosa la recuperación social que la económica». A ver si repara MAFO en el detalle. O los que se proponen dejar en cueros al Pacto de Toledo: con más reforma laboral, retraso en la edad jubilación y otras menudencias… para que los mercados financieros puedan dormir tranquilos y ponerse a silbar, mirando al cielo.
En mi cuaderno de trabajo tengo enmarcada una cita del científico norteamericano George W. Carver: «Tu éxito en la vida depende de tu ternura con el joven, tu compasión con el anciano, tu simpatía con el necesitado y tu tolerancia con el débil y con el fuerte. Porque te tocará ser todos ellos». La releo a diario. Y me parece que la tengo ‘interiorizada’ en toda su extensión. Únicamente se me atraganta ese texto tan evangélico y bien intencionado al llegar a la parte del «fuerte». Sobre todo si al pensar en los «fuertes» incluyo al banco de tiburones del sistema financiero internacional, cuya salvaguarda garantizan propuestas como las del gobernador del Banco de España. Confieso que en esas circunstancias más que de George W. Carver, me acuerdo de Proudhon y de Bertold Brecht.