>

Blogs

Bacon… a la plancha

De aquí a las elecciones autonómicas y municipales del 22-M una buena parte del electorado tendrá que armarse de paciencia como el santo Job y apechugar con las servidumbres de la vida democrática, con el tufillo a combustible propagandístico: una incontenible avalancha de mensajes y contramensajes serpenteando entre la ficción y la realidad, seduciendo con promesas o presagiando catástrofes, invitando al paraíso terrenal o pintando un panorama siniestro, avieso y lúgubre. El bien y el mal. El cielo y el infierno. La noche y el día. El poder y la oposición.

Las campañas electorales son ‘convenciones’ del sistema democrático, un trámite a cubrir como lavar la fruta, medir la radiactividad del pescado –si vive en Japón– o cepillarse los dientes tras las comidas. Teniendo en cuenta los beneficios del sistema democrático (la peor forma de gobierno, exceptuando todas las demás, como advirtió Churchill), soportar las molestias de las campañas es como perdonar el bollo por el coscorrón. Por otra parte, yo creo que cada vez son menos los que cambian el sentido de su voto durante las campañas, a pesar de que la realidad nunca es totalmente blanca o totalmente negra, ni los políticos, por mucho que uno persevere en sus convicciones son todos ángeles: los del bando propio, o demonios: los del bando rival.

Cabría esperar que a medida que avanzamos en tradición democrática las campañas electorales crecieran también en claridad, respeto por el adversario, elegancia en los planteamientos… Solo los necios confunden valor y precio. La firmeza en las propuestas no es incompatible con la cortesía, la tolerancia y la dignidad. No por alzar más la voz o por dar más voces se tiene más razón. Lo más convincente sigue siendo el ejemplo personal.

«La historia hace a los hombres sabios; la poesía ingeniosos; las matemáticas, sutiles; la filosofía natural, profundos; la moral, graves; la lógica y la retórica, hábiles para la lucha». La frase es de sir Francis Bacon, aquel filósofo, político y ensayista inglés que tanto influyó en el desarrollo de la ciencia y del empirismo. Si estuviera en mi mano se la haría llegar a todos los políticos que desde ahora «fatigarán las calles», que diría Borges, proclamando las bondades de sus bálsamos de Fierabrás. A ellos y a quienes se ocupan de prepararles los discursos, de facilitarles las ‘ideas fuerzas’, a quienes les cargan la munición del chascarrillo, a quienes les sugieren actitudes de enfrentamiento y de tensión.

Yo les daría a leer la frase de sir Francis Bacon y les recomendaría que se aplicasen el cuento. Antes del exabrupto, un poco de historia; antes del discurso con sal gorda y papel de estraza, el ingenio de unos versos; frente al trazo grueso de lo inconsistente, la música sutil de las matemáticas; acercarse a la filosofía natural para huir del argumento ramplón o de la obviedad; revisar los valores morales para no olvidar lo trascendente; y por último, la lógica y la retórica para no enfangarse en la demagogia ni dormir al personal. ¿Que es complicado? Más complicado es volar a Europa en clase turista y nadie se ha muerto por ello.

Juan Domingo Fernández

Sobre el autor

Blog personal del periodista Juan Domingo Fernández


abril 2011
MTWTFSS
    123
45678910
11121314151617
18192021222324
252627282930