Un género relativamente reciente es el de las películas cuyos escenarios son las zonas fronterizas entre Estados Unidos y México. Entre el western, el cine social y el de acción policiaca, su ilustre precursor clásico fue “Sed de mal” , con Orson Welles y Charlton Heston y aquel virtuoso plano secuencia de inicio.
Esta semana se estrena la segunda entrega de una saga también con vocación clásica, la de “Sicario”. El primer título, dirigido por Dennis Villeneuve, nos introdujo en el mundo de los túneles bajo la barrera fronteriza, las tiroteos en Ciudad Juárez, la corrupción policial, la venganza y la competencia entre la DEA, la CIA y el FBI.
En “Sicario: el día del soldado”, vuelven los dos personajes principales: el sicario propiamente dicho, un papel al que Benicio del Toro se ajusta como un guante y Josh Brolin, encarnando al agente gubernamental encargado de organizar operaciones encubiertas e ilegales. A estas alturas y habida cuenta de las secuencias finales y los nuevos personajes, podemos tener claro que el planteamiento del arco argumental es similar al de las temporadas de las series de televisión de calidad. Para este nuevo Sicario el director elegido no puede ser más adecuado, el italiano Stefano Sollima, curtido en excelentes series sobre el crimen organizado en Italia como “Suburra” o “Romanzo Criminale”. Esto significa que en “El día del soldado” hay más acción que en la de Villeneuve, con un excelente uso de las tomas aéreas, un gran tratamiento narrativo de las emboscadas y un escepticismo de fondo, que no excluye la presencia de códigos morales muy peculiares.
No hay que olvidar que Stefano es el hijo nada menos que de Sergio Sollima, autor de la trilogía también fronteriza de “Cuchillo” (“El halcón y la presa”, “Cara a cara” y “Corre, Cuchillo, corre”) y que , junto con los otros dos Sergios, Sollima y Leone, y las bandas sonoras del maestro Morricone, crearon los mejores productos del mal llamado “spaghetti western”.
Precisamente la semana pasada pasaron por televisión otra película de inmigrantes clandestinos mexicanos perseguidos por un francotirador americano y su perro y dirigida por Jonás Cuarón, hijo del célebre Alfonso Cuarón, con el que colaboró en el guión de la multipremiada “Gravity”. “Desierto”, que es su título, es cine de una fisicidad impresionante, donde la naturaleza violenta del paisaje se erige en protagonista, y remoza con acierto la típica trama de la caza del hombre.
Y ya que de frontera hablamos, esperamos con ganas la cuarta temporada de “Better Call Saul”, a punto de estrenarse en televisión y cuyo argumento es “hijo” también de la mítica “Breaking Bad”. Lo que ahora llaman un “spin off”. De nuevo veremos a los camiones de los restaurantes “Los Pollos Hermanos” moviéndose por esas carreteras secas y solitarias entre México y Estados Unidos, transportando algo más que salsas y carne en sus cámaras frigoríficas.