Aunque ya se está poniendo de moda el turismo cinematográfico, hay gente que piensa que uno es un tipo raro cuando el objetivo principal de un viaje es ver las localizaciones y escenarios de sus películas favoritas. Lo que no admito en este caso es la denominación de “friky”, aunque en algunas facetas lo asumo, como en la de coleccionar figuritas de los huevos Kinder que poco a poco va siendo diezmada por los escasos niños que vienen a casa. Pero lo de ir a Sad Hill es similar a la peregrinación a un lugar sagrado, aquel donde se rodaron las mejores secuencias de una de las mejores películas de la historia: “El bueno, el feo y el malo”, acompañadas a su vez por dos de los mejores temas compuestos por Ennio Morricone : “El éxtasis del oro” y el “Triello”. El primero acompañaba el vertiginoso trávelin circular que filmaba a Tuco (Eli Wallach) entre las tumbas y el segundo el duelo a tres entre Eastwood, Wallach y Van Cleef en el círculo de piedras.
Gracias a la tarea de un grupo de “raros” de la zona y con motivo del cincuentenario del rodaje de la película, se ha reconstruído el cementerio y el círculo de piedras de tan memorable final. Un escenario que en su momento levantaron unos 200 reclutas en tres días y que luego hicieron de extras en la batalla del puente de madera. De todo esto da constancia un documental, “Desenterrando Sad Hill” y recientemente estrenado.
“Sad Hill” se encuentra en el llamado Valle de Mirandilla, que discurre entre Santo Domingo de Silos y Carazo, dentro de la ruta del río Arlanza, también turísticamente denominada “Ruta de Fernán González”. No es fácil llegar por alguna de las pistas de tierra que serpentean hasta el fondo del valle saliendo de Silos, pero a cambio tenemos en pocos kilómetros a lo largo del valle tres localizaciones: el citado cementerio, la zona donde se recreó la batalla del puente y el asentamiento del campo de concentración de Betterville. Otro escenario próximo son las ruinas del monasterio de San Pedro de Arlanza actualmente en fase de restauración, donde “el bueno” se reponía de su viaje forzado por el desierto.
Como en cualquier itinerario lo importante es el trayecto, que en este caso es espectacular. Un relieve de roquedales y montañas, con buitreras sobre la angosta carretera habitadas por abundantes colonias de estas aves y la omnipresencia del río Arlanza con sus arboledas a lo largo del cauce. Un paraje opuesto al del desierto almeriense y más parecido al de las películas de Anthony Mann.
Tan sólo por pasear por las calles de Covarrubias, con una peculiar y muy cuidada arquitectura popular, que ha obtenido la calificación de uno de los pueblos más bonitos de España, vale la pena el viaje.
Pero la recompensa, el oro confederado, estaba en Sad Hill en esas cruces que llevan nombres como los de Eli Wallach, Clint Eastwood, Lee Van Cleef, Joe Dante (con un “gremlim” pintado) o el grupo “Metálica” que tiene una gran versión del tema de Morricone. https://www.youtube.com/watch?v=a41bERTFBUI. Junto a los ilustres hay nombres y motes de gentes y peñas populares de la zona, que han aportado una pequeña cantidad para contribuir a este “desentierro” y, por supuesto, una lápida rota a causa de tantos años de olvido, dedicada a Sergio Leone. Tras esa brillante mañana entre sierras y rapaces, regresamos a Burgos, a tomar algo en la plaza de la Catedral, donde hay otro sitio cinéfilo: el banco en el que Jorge Sanz asesina a Maribel Verdú en “Amantes”, de Vicente Aranda, mientras suena el triste villancico con los arreglos de José Nieto : “La Nochebuena se viene”.