Han habido sagas y personajes de largo recorrido que han ido mejorando y enriqueciéndose con el paso del tiempo. Daniel Craig es uno de los mejores James Bond de la historia, con permiso de Sean Connery. “Star Trek” ha crecido y se ha ido haciendo más compleja, apostando en firme por sus seguidores más veteranos.
En “Star Wars”, y me imagino que la casa Disney tendrá que ver con esto, lo han hecho al revés. Se han ido infantilizando y adaptando su temática a las ideologías predominantes en la actualidad. El buen rollo, la multirracialidad, el ecologismo, el empoderamiento femenino, etc… Cosas que están muy bién para educar a los chavales, pero que algunos no buscamos en la ciencia ficción. Las primeras dos imágenes que ilustran estas líneas demuestran cómo el estilo gráfico de sus cómics se han hecho eco de esta tendencia: de los primeros tiempos épicos de la “space opera”, con profusión de colores y personajes en actitudes agresivas a los actuales en los que el dibujo es casi humorístico, de pegatina para la carpeta del “insti”.
De esta manera, la última entrega no puede por menos que dejarme un poco frío. Si exceptuamos una primera e interesante batalla espacial, un duelo en la cámara roja del “malo” con diversas armas lásers, un divertido casino de juegos y una buena secuencia final en un planeta de sal, lo demás se me hace pesado.
Se habla demasiado de los conceptos morales de la Fuerza y el Lado Oscuro, como explicándoselos a los niños, cuando ya llevamos un montón de episodios sabiendo de que va y cuáles son la fuentes de dicho sincretismo religioso. Los personajes principales tienen un escaso nivel carismático y el “malo”, aunque también la “jedi buena”, son planos y poco simpáticos. Hasta el buenazo de Cheewacca ha perdido su gracia al compartir el Halcón Milenario con una especie de conejitos que parecen mascotas para “bebés”.
Y lo peor de todo es que cada vez que sale Luke Skywalker, no puedo evitar acordarme del personaje de la serie “Shameless”, el granuja de Frank Gallagher, que en la última temporada ha pasado de ser un estafador y un consumidor compulsivo de todo tipo de drogas y alcohol a un ciudadano honrado y casi santo. Vamos, que ha dejado el Lado Oscuro. Veremos a ver cuánto le dura.