El domingo Manuel se despidió de las naranjas. Lo supe cuando lo vi llorar. Por la mañana, como despreocupadamente, me había dicho: “Tráeme alguna naranjita, que la fruta que me ponen es como un potito de bebé”. Así que al mediodía me acerqué al mercadillo y compré dos kilos de unas naranjas que me […]