Jeremy Paxman y Stephen Sackur son veteranos periodistas de la BBC célebres por sus preguntas. Llevan años entrevistando a todo tipo de personajes, a los que someten, si es preciso, a un tenso interrogatorio. Quizás lo recuerden: Sackur fue quien entrevistó a Raül Romeva cuando encabezaba la candidatura de Junts pel Sí en las elecciones catalanas. Seguramente Romeva pretendía con aquella entrevista difundir en el Reino Unido la buena nueva de la independencia de Cataluña, pero se convirtió en un vía crucis sobre la corrupción autóctona, empezando por el ex ‘molt honorable’ Jordi Pujol. A Romeva se le veía intentando echar balones fuera ante las preguntas de Sackur porque no era de aquello de lo que él quería hablar en la BBC; contestando mal que bien que la corrupción, si la había en Cataluña, era por contagio de España y asegurando que no cabría jamás en la Cataluña independiente porque, por definición, los catalanes son buenos y benéficos.
Paxman acaba de jubilarse tras 25 años en la cadena pública británica y un espejo para periodistas es su entrevista al jefe de Coca Cola en Europa, el cual tuvo que admitir, ante la insistencia del entrevistador, que la Coca Cola que muchos espectadores beben en el tiempo que dura una película tiene el contenido de 44 bolsitas de azúcar para el café. Y también entrevistó a un ministro del Interior británico, al que le hizo ¡doce veces! la misma pregunta porque su entrevistado no la respondía.
Muchos pensarán que Paxman y Sackur son agresivos (algunos dicen que son “abrasivos”), y que debido a esa agresividad habrán perdido más de una oportunidad de obtener información. Y es posible que así sea porque a veces para obtener información no basta preguntar enérgicamente por ella, sino saber extraerla delicadamente, como el pescador prudente que sabe que puede perder un pez si tensa el sedal.
Hablo de Paxman y Sackur porque hoy, 3 de mayo, es el Día de la Libertad de Prensa, y porque tal vez no haya nada que resuma con más tino en qué consiste eso tan decisivamente importante para el estado de Derecho que es la Libertad de Prensa como el modesto mecanismo de preguntar: la pregunta libre, innegociable, lo que hacen Paxman y Sackur, es el germen del periodismo.
¿Qué ocurriría en Extremadura si tuviéramos a entrevistadores como ellos? Me temo que si alguno surgiera tendría como tal una vida muy corta y sería mayor su relación de peticiones de entrevistas rechazadas que concedidas. Mi experiencia indica que los entrevistados se contrarían con increíble facilidad ante preguntas sólo levemente incómodas. E incluso se lo hacen notar al entrevistador (por persona interpuesta, por supuesto). O directamente se niegan a ser entrevistados ante el temor a que se les pregunte según qué cosas.
Este de las preguntas, de la libertad para preguntar, es un asunto menor frente a las preocupaciones ciudadanas, pero quizás sea más importante de lo que indica su discreta apariencia. Porque de las preguntas cabe esperar respuestas. Y en las veces en que la espera de respuestas es en vano está el tamaño de nuestra democracia.