En los últimos días ha habido dos malas noticias en Extremadura: los resultados del informe PISA sobre el nivel educativo de nuestros alumnos de 15 años y el cierre de seis quirófanos en el hospital San Pedro de Alcántara de Cáceres debido a una invasión de moscas. Ambas han sido, qué duda cabe, preocupantes. Pero no sabría decirles qué es lo que me ha preocupado más, si las noticias en sí o las explicaciones que ha dado la Junta en relación a ellas. Lo digo porque si uno de los indicios sobre la solvencia de un gobierno es su disposición a responsabilizarse de las cosas que ocurren durante su gestión, en los últimos días el gobierno de Fernández Vara ha dado algunas muestras bastante elocuentes de insolvencia. Tanto la invasión de moscas en los quirófanos como el informe PISA han sido despachados desde la Junta echándole la culpa a los demás, es decir, al anterior gobierno del PP. El consejero de Sanidad José María Vergeles, primero, y el gerente del SES, Ceciliano Franco, después, derivaron la responsabilidad a la falta de mantenimiento del centro sanitario en los años en que gobernó Monago. Sólo ante la hipótesis científicamente inverosímil de que esa colonia de moscas invasoras de quirófanos fuera de una especie que necesita 16 meses para alcanzar el estadio adulto –es el tiempo que lleva gobernando de nuevo el PSOE– podría admitirse, al menos en teoría, la queja del consejero y del gerente del SES. Y aun así la excusa sería endeble, puesto que en el mejor de los casos lo que revela este episodio es que nadie en ese hospital habría reparado, y han tenido más de un año y medio para hacerlo, que los quirófanos necesitaban las actuaciones necesarias para que no hubiera contaminación externa que pusiera en peligro su asepsia. Que sean las moscas las que tengan que avisar de la falta de mantenimiento de los quirófanos indica lo poco avisados que están quienes tienen la obligación de mantenerlos limpios.
Y sólo ante un ejercicio de memoria selectiva más sorprendente aún que en el caso de las moscas en los quirófanos, puede achacársele a los cuatro años que gobernó el PP los resultados de PISA como lo ha hecho el secretario de Educación, Rafael Rodríguez de la Cruz. La realidad es que los resultados del último informe no difieren sustancialmente de los habidos en la anterior evaluación de 2013 –es decir, seguimos a la cola de la Educación en España–, ni tampoco de los sucesivamente recogidos en 2010 y antes cuando Extremadura estaba gobernada por el PSOE y no participaba específicamente de la evaluación de PISA pero sí formaba parte de la muestra analizada para el conjunto de España. Cabe recordar, en este sentido, que uno de los aciertos del PP fue precisamente incorporar la educación extremeña a la evaluación de PISA para que se pudieran sacar conclusiones específicas sobre nuestro sistema educativo y tomar decisiones en consecuencia.
Sin embargo, las primeras decisiones tomadas por la Junta han sido echar balones fuera. Es decir, hacerse la irresponsable. Mal asunto.