En los últimos días he visto en las redes sociales que el Partido Popular ha utilizado los carteles de las películas ‘Cincuenta sombras de Grey’ y ‘Salvar al soldado Ryan’ para hacer campaña contra el consejero de Sanidad, José María Vergeles. En una aparece su cara en lugar de la del protagonista y en la otra las que aparecen son las de Fernández Vara, Miguel Ángel Morales, Isabel Gil Rosiña y Valentín García. También han adaptado los títulos de las película, llamándolas ‘Cincuenta sombras de Vergeles’ y ‘Salvar al soldado Vergeles’.
Como es obvio, el PP está en su derecho de hacer crítica como le venga en gana, faltaría más. Doy, además, por bienvenida la crítica al consejero de Sanidad, si bien la considero una oportunidad perdida porque habiendo motivos de mayor enjundia para su censura como la escasez de cardiólogos en el Hospital Campo Arañuelo, o de pediatras en el de Plasencia, o de patólogos en el de Mérida y con listas de espera por encima de la media nacional, ese partido y el resto de los de la oposición se han tirado a la yugular de Vergeles sobre todo por la frase de que las listas de espera “ofrecen a los pacientes un periodo de reflexión para decidir si realmente quieren operarse”, frase que ni siquiera escribió el consejero, que fue escrita en el 2015 y que está en un contexto de consideraciones teóricas sobre las listas de espera de la que es complicado deducir que de ella se derive una voluntad de utilizarlas como elemento disuasorio para pasar por el quirófano.
Lo que quiero decir es que de este asunto no es la crítica al consejero de Sanidad lo que me parece un error, sino el modo empleado para hacerla. ¡Y es que esos carteles…! Han sido verlos y, como un doloroso grano, me brotó el temor de que vuelvan aquellos tiempos en que el partido de Monago era un pozo de ocurrencias propagandísticas a cual más lamentable. ¿Recuerdan cuando el entonces presidente salía en la tele pidiéndonos el voto desde los gimnasios, a los que prometió reducir los impuestos; cuando se puso en la solapa una chapita redonda con los colores de la bandera “como una referencia a la cultura pop”; cuando se hizo hacer unas fotos también pop, como salidas del pincel de Warhol, y un atrezzo de vespas y ‘2 caballos’ en los mítines; cuando Paco Acho y Curro Quillo hicieron estragos sonrojando a los extremeños allende nuestras fronteras?
Llámenme aprensivo, pero como estamos ya en precampaña miedo me da que la ocurrencia de estos carteles peliculeros sea el primer paso de una vuelta a las andadas de la anterior legislatura. Estamos a tiempo de evitarlo. Dirigentes del PP, se lo suplico, trátennos al menos como personas de inteligencia media. Den caña a los socialistas, a los de Ciudadanos, a los de Podemos, sobran los motivos, pero eviten que nos sonrojemos con esas campañas de propaganda que tanto dieron que hablar y, si les sirve de argumento, tan poco rédito les dejó en las urnas. Impidan que Alien, el octavo pasajero, o al menos su espíritu, vuelva a adueñarse de su partido. Seguro que les va mejor y, además, nadie les reprochará que nos eviten sentir vergüenza ajena.