Por Rocío Romero
Cuando uno se levanta por la mañana, abre el periódico y ve la cantidad de empresas que están llegando al concurso de acreedores, lee los recortes que el Gobierno central está planteando y escucha los casos de personas con nombres y apellidos que la crisis está asfixiando, entra un miedo atroz al futuro. ¿Qué nos queda si nuestro mundo se desmorona? Los pequeños gestos, disfrutar de las cosas cotidianas y buscar buenas noticias. O salir a la calle todos los días con una pancarta enorme, pidiendo a la gente que nosotros mismos hemos elegido como gobernantes que nos den soluciones sin asfixiarnos.
#EnelHOYqueremoscontarbuenasnoticias ha sido una de las etiquetas (hashtag) que se han leído en la red social Twitter este fin de semana. Entre esas buenas noticias que las comuniones dejarán 18 millones de euros en la provincia, el voluntariado salva a las asociaciones sociales y una joven diseñadora de joyas de Don Benito a quien la coyuntura económica le ha llevado a una vida mejor.
Conforme avanza el día sales a la calle y ves que la gente hace su vida. Los bares se siguen llenado los fines de semana, son muchos los pacenses que desayunan en la calle a diario, hay gente con bolsas en las tiendas de la calle Menacho y si llamas al centro de salud, consigues cita sin problemas.
La pregunta es entonces qué ganamos con tanto desasosiego y si quizás no deberíamos fijarnos más en las cosas buenas que aún nos quedan para tratar de subir el ánimo.