Por Ángela Pérez
La otra noche, mientras bajaba tranquilamente la basura, escuché como un hombre, de mediana edad, le gritaba a una mujer que podía oscilar perfectamente los sesenta años: “¡Estate tranquila que no muerde!”. Se lo decía a bastantes metros de distancia. Sin embargo, su perro, del que no podría definir la raza pero que desde luego a mí no me trasmitía una especial confianza, estaba junto a la mujer ladrándole con un tono un tanto agresivo. La pobre señora, asustada, le gritaba al animal e intentaba alejarlo con gestos. El hombre se acercó y agarró al perro, le ató la correa al collar y se dio la vuelta. No llegué a escuchar bien si se disculpó o no, pero en ese momento creo que para la mujer ese gesto sería lo de menos.
Quizás para el dueño y la señora, e incluso para el perro, yo pasé desapercibida, ya que ninguno me miró, pero para mí no lo hizo la azaña de la mujer intentando ahuyentar al animal. Tan solo quedó en eso, un susto para esta vecina, que posiblemente también estaba bajando la basura, a la hora correspondiente además. Pero a veces estas situaciones, que parecen anécdotas, se llegan a convertir en sucesos bastante más graves.
A finales de verano del pasado año, un niño de tan solo cuatro años, residente en la calle Alfonso XIII, sufrió el ataque de un perro. Según contaron sus padres, que iban con el menor en ese momento, el animal estaba suelto y sin bozal (siendo un perro de raza peligrosa) cuando se acercó al pequeño y le mordió en el abdomen y en la pierna. Es un ejemplo, pero no el único. Tan solo en el 2011, según la memoria presentada por la Policía Local de la ciudad, hubo seis actuaciones por ataques de perros, 61 denuncias por perros peligrosos y otras 40 por molestias de estos animales de compañía.
Estas cifras no son más que datos, a los que si no les ponemos caras no les solemos prestar atención, pero en realidad son los que trasladan la realidad de esta ciudad. ¿Quién no ha visto a un dueño paseando con su perro suelto? ¿Qué dueño no se ha tenido que ‘pelear’ con otro perro que no estaba atado e intentaba atacar al suyo? Tener perros en casa es algo maravilloso. Dan compañía, cuidan del hogar y de sus dueños y trasmiten un cariño y fidelidad sorprendente. Pero al igual que una persona toma la decisión de tener este animal en su casa, ese dueño debe demostrar su civismo y cumplir las normas. Que por cierto, el no cumplirlas puede salirle hasta por 2.400 euros así que: ¡Usted no esté tan tranquilo señor dueño!