Por Tania Agúndez
Jorge Fernández tiene 13 años y su cara de emoción lo dice todo. Lleva una bolsa en la que porta algo que ha comprado. Cualquiera puede pensar que es una consola, ropa o algún juego. Nada de eso. Este chico acaba de invertir 20 euros de sus ahorros en comprarse 4 libros. Ha adquirido la saga de Crepúsculo en la Feria del Libro de Badajoz y presume de haber realizado una buena compra. “Estaban tan baratos y tenía tantas ganas de leerlos que no lo he pensado”.
Es un ejemplo de que la sociedad pacense en general y la juventud en particular lee. Y mucho. Es cierto que los jóvenes ven la televisión, tienen videojuegos y hacen botellones con sus amigos. Pero no hay que olvidar que también compran libros. Unos leen con e-books, otros utilizando los fondos de las bibliotecas públicas, hay quienes piden prestado los libros a los amigos y otros muchos, como Jorge, también los compran. Estos últimos lo seguirán haciendo cuando los ejemplares tengan un precio razonable.
La mayoría de los libreros resaltan que ha bajado la afluencia de público en esta edición de la Feria del Libro. Pero también se puede observar que muchos de los usuarios que pasan por San Atón estos días son clientes fieles, que es fácil ver a gente adquiriendo libros. Puede que más o puede que menos cantidad que en otras ocasiones, pero lo importante es que los pacenses demuestran que no pueden vivir sin la lectura.
La literatura entretiene y divierte, pero también acerca al lector a otros mundos y le ayuda a comprender lo que ocurre a su alrededor. A veces simplemente le muestra que las cosas pueden ser mejores. Estos aspectos son imprescindibles para construir una sociedad formada, crítica e inconformista. Por eso, mientras haya niños que lean y compren libros, se puede decir que hay esperanza.