Por Natalia Reigadas Recuerdo la primera vez que visité Elvas. Me gustó el pueblo, es bonito, me encantó la comida, me hicieron gracia las toallas, pero lo que más me impresionó fue que en todas las tiendas me hablaron en un castellano perfecto. A raíz de esa experiencia comencé a fijarme y comprendí, admito que […]