Por Rocío Romero
Los vehículos aparcados en la avenida de Santa Marina aparecieron en la tarde del jueves pasado con una publicidad en sus parabrisas: “Si quieres estar fresquito, vente al recinto”. Es, sin duda, el mejor reclamo cuando la feria de San Juan está que arde. Así lo marcan los termómetros de Badajoz, cuyas pantallas digitales recuerdan a los feriantes que soportan 40 grados en el recinto de Caya.
Todas las casetas están climatizadas, algunas con equipos de 36.000 frigorías para que quienes crucen el umbral de la caseta puedan disfrutar de los siempre agradables 20 grados. Para sofocar la canícula que amenaza en el exterior el Ayuntamiento ha contado con el sistema de microclima. 2.500 metros de nebulizadores despren vapor de agua con el fin de rebajar cuatro grados la temperatura de las calles. Los toldos y los baldeos de los barrenderos contribuyen a refrescar el ambiente.
A pesar de los esfuerzos por convertir el ferial en un lugar más agradable, en Badajoz se siguen escuchando comentarios de gente que prefiere quedarse en la ciudad para evitar el calor. Y eso que con todas esas medidas consiguen crear un ambiente más fresco que el que se vive estos días en las calles del centro, donde muchos de los bares cuentan con aparatos de aire acondicionado que expulsan calor hacia el exterior, cerca de los veladores y donde se sientan los que prefieren la ‘Feria de Día’ del Casco Antiguo.
Las fiestas de San Juan todavía están empezando, cada año se habla de cuál de los dos lugares ha sido el más concurrido. Todavía es pronto para saberlo. Pero, desde el luego, el fresquito está en el recinto.