Por Tania Agúndez
Durante muchos años en Badajoz ha existido una guerra, algo ficticia eso sí, de ferias. Es todo un clásico en la Feria de San Juanque el recinto ferial yel Casco Antiguo se disputen los clientes. Los responsables de las casetas ubicadas en el real pacense y los hosteleros del centro no pierden ni un momento la oportunidad de arañar el más mínimo número de usuarios.
Aunque hoy en día todavía existe este debate, con el tiempo ha ido perdiendo fuerza. Poco a poco, tanto empresarios como usuarios se han dado cuenta de que no hay dos ferias, sino una sola diseñada para todos los gustos. Cada espacio ofrece ventajas e inconvenientes, es cuestión de las preferencias e intereses particulares lo que hace decantarse al ciudadano por una u otra opción.
El Casco Antiguo atrae a los que van buscando comodidad y proximidad. El céntrico barrio permite que aquellos que quieran beber no se vean obligados a coger el coche, ya que está más a mano que el recinto ferial. Sin embargo,el real pacense proporciona la posibilidad de disfrutar durante unos días de un espacio y un evento que sólo se celebra una vez al año. Los pacenses tienen así la oportunidad de salir de la rutina de los bares y el ambiente de siempre. El calor es el enemigo del público tanto en un lugar como en otro, por eso los locales del casco histórico ofrecen aire acondicionado y las casetas del recinto se apuntan un tanto poniendo en funcionamiento el microclima para refrescar las amplias avenidas. Además, ambos espacios han mejorado su promoción y tratan de venderse lo mejor posible al público deseoso de vivir su fiesta.