Por Rocío Romero
Al Cerro de Reyes le falta algo. En los puentes de las avenidas de Luis de Góngora y Salvador Allende han desaparecido gran parte de las barandillas. Hasta 150 metros faltan en la pasarela que une la rotonda del centro comercial Carrefour con la barriada. No son los únicos. Los vecinos denuncian en HOY que ha pasado lo mismo en los puentes de Pablo Neruda, la plaza de toros y el puente del Calamón en los últimos meses. Los ladrones aprovechan la noche y, en este caso, las del fin de semana para llevarse todos los metros de barandilla que quieren.
Ya hay que ser roñoso para dedicarse a robar las barandillas de los puentes. La chatarra se paga bien, muy bien, y por eso han proliferado los cutre-rateros, que se dedican a romper la protección. A la sustracción de los cables de las farolas para posteriormente vender el cobre, se suma ahora esta práctica. No son las primeras, ni las últimas. ¿Quién no ha visto a alguien salir corriendo de una rotonda con una maceta de flores y zigzagear entre los coches para meterlas en casa? Los aspersores de los jardines, han dicho alguna vez desde el Ayuntamiento, también son objetos codiciados. Son los cutre-robos. Una nueva expresión para definir la parte más mísera de muchos pacenses, que prefieren tener la maceta de flores en su cocina que adornando la calle. O vender las barandillas de los puentes a un chatarrero antes que proteger a sus propios hijos de que caigan a los arroyos.