Por Rocío Romero

Se presupone que los políticos deberían tener cintura. No de avispa, como la de la bailarina británica de burlesque Nerina Orton, sino esa que se recuerda en sentido figurado para tener capacidad de llegar a acuerdos. El Pleno del Ayuntamiento de Badajoz aprobó ayer 18 asuntos. De ellos, solo seis salieron adelante por unanimidad, teniendo en cuenta que uno se refería al acta de la sesión anterior y el otro a dar cuenta de acuerdos del Gobierno local.

La oposición a veces no apoya los asuntosque lleva el PP porque dice que no ha tenido tiempo para analizarlos, como dijo ayer el portavoz de IU, Manuel Sosa, ante la aprobación de la cuenta general del año 2011. “Nos vamos a abstener porque no hemos tenido tiempo de mirarla en profundidad”. Ahí quedó. Otros porque, de entrada, están rechazados automáticamente, como hace la oposición con cualquier asunto que tenga que ver con la contrata de limpieza, o como también hace el Gobierno local en casi todas las iniciativas que presenta IU o PSOE. Ya puede versar sobre el reglamento de Honores y Distinciones o de retrasar la liberalización de horarios. El colmo de ayer es que los concejales no hayan sido capaces ni siquiera de consensuar una declaración institucional de cara al Día de la Violencia de Género. De hecho, el PP presentó una moción y el PSOE otra, que en esta segunda ocasión sí aprobó IU.

En ese salón de Plenos se echa en falta capacidad para llegar a acuerdos. Quizás influya también que la oposición sabe que sus votos no bloquean ningún asunto, porque la mayoría del PP las saca adelante en solitario. El problema es que cuando se escuchan tantas negativas a apoyar a los demás, uno se plantea si los representantes que votamos realmente se preocupan por el interés de los ciudadanos o si, por el contrario, se guían estrictamente por lo que mejor venga a su partido.