No sé si todos los accidentes de tráfico se pueden evitar, pero creo que con pequeños gestos nos ahorraríamos muchos disgustos. Dejando a un lado la responsabilidad de conductores y viandantes, que es mucha, hay cosas que simplemente dependen de dónde se pongan las señales. Un ejemplo evidente lo tememos en los pasos de peatones. No entiendo por qué en Badajoz es tan habitual que justo después de una rotonda esté pintado un paso de cebra. Como mínimo, el frenazo está asegurado. Si a esto se le suma la invasión de las ramas de los árboles, tenemos doble riesgo garantizado. Porque el conductor no tiene tiempo suficiente de reacción tras salir de una glorieta y esquivar a un viandante que, de repente, aparece de la nada. El peatón, lógicamente, quiere cruzar por el paso que le corresponde, pero es que el paso está dibujado justito cuando acaba la curva de la rotonda.
La solución es sencilla: se colocan las bandas blancas unos metros más allá y, por lo menos, ya no hay excusa. Se me viene a la cabeza, por ejemplo, la rotonda del hotel Río. El conductor que haya salido alguna de vez de ella en dirección a la avenida de Elvas, y se haya visto obligado a frenar tras la aparición de un peatón en el paso de cebra situado al principio de la vía, entenderá perfectamente de lo que hablo…