Por Tania Agúndez
Estos días me pregunto, como lo hace mucha gente, a qué hechos o personajes dedicarán sus composiciones las murgas de Badajoz. La ciudad comienza a calentar estos días motores para el Carnaval, pese a que ahí fuera hace un frío que pela. A pesar de todo, los fans más apasionados de esta fiesta han pasado la noche bajo carpas y tiendas de campaña con el objetivo de hacerse con una entrada y poder asistir a las preliminares del concurso de murgas.
El certamen empieza el lunes y entonces se despejarán algunas de mis dudas. La crisis económica acaparará amplios momentos de las actuaciones, como viene sucediendo años atrás. Pero esta edición me temo que compartirá protagonismo con otros hechos como los casos de corrupción, la ciclogénesis explosiva o el viaje del Rey, que seguro que muchos no lo han olvidado.
Por otro lado, Bárcenas, Iñaki Urdangarín o el capitán del Costa Concordia monopolizarán algunas de las letras de los artistas del Carnaval pacenses. A nivel local también hay numerosos temas en los que husmear de una manera divertida, pero crítica. Los numerosos tiroteos, los derrumbes o la despedida al Parador Nacional para Badajoz pueden ser diversos asuntos de interés.
A veces creemos o pensamos que la ciudadanía se muestra indiferentes a lo que pasa a su alrededor u olvida rápido acontecimientos que los políticos tratan de hacer pasar desapercibidos. Sin embargo, la llegada del Carnaval y su celebración significa en cierto modo demostrar que la sociedad no sólo es consciente de lo que sucede en su entorno sino que no perdona tan fácilmente (y mucho menos si antes no ha habido disculpas ni arrepentimiento).
El Carnaval es fiesta, diversión y espectáculo, pero también supone una bofetada ficticia en forma de crítica a aquellos comportamientos que no gustan en la calle. Que los que poseen el mando tengan en cuenta que también pretende ser una llamada de atención a sus actuaciones.