Por Tania Agúndez
Durante el Carnaval, Badajoz es consciente de la cantidad de artistas que engendra la ciudad. Los murgueros no paran de sorprendernos con sus letras llenas de sarcasmo, interpretación y puesta en escena así como algunas voces, que llegan a causar escalofríos.
Las comparsas consiguen también llegar al público año tras año gracias a los disfraces que diseñan, la música y ritmos que componen y las coreografías que crean. El desfile pacense es todo un espectáculo para los sentidos.
Pero cuando finaliza el Carnaval parece que la melodía se apaga. Ni mucho menos. Badajoz es música. La capital pacense está llena de buenos y grandes compositores, músicos y bandas, aunque a veces no se les dé el reconocimiento ni la importancia que merecen.
De Badajoz son hijos el gran Porrina, Gecko Turner o Gene García, entre otros muchos. Hay talento en las Escuelas Municipales de Música, en la Banda Municipal o en los conservatorios de la ciudad (tanto en Profesional de Música ‘Juan Vázquez’ como en el Superior de Música ‘Bonifacio Gil’), entre otros espacios. También hay muchos jóvenes pacenses que conforman su grupo de música, de la categoría de ‘Hipo’ o ‘The Wish’, que han conseguido disfrutar de lo les gusta. La mayoría de estas agrupaciones se ven obligadas a realizar un gran esfuerzo para poder compatibilizar el trabajo diario con su afición.
No está de más que todos ellos, aunque sólo sea de vez en cuando, reciban un ‘empujoncito’ de las instituciones, el apoyo de la sociedad y el aplauso de los espectadores para que sea más llevadero el camino hacia el escenario.