Por TANIA AGÚNDEZ
Más de veinte minutos. Es lo que estuvo esperando una amiga mía para poder sacar el coche del aparcamiento en el que tenía estacionado su coche la semana pasada. El problema fue que un padre había dejado su vehículo mal detenido para esperar a su hija en la salida del colegio mientras charlaba distendidamente con otros padres.
Pocos días después, una compañera de trabajo me comentaba indignada que al salir del trabajo no había podido aparcar en la calle en la que se ubica su domicilio debido a que una hilera de coches en doble fila obstruía el acceso a estacionamientos que estaban libres en el barrio de Santa Marina, zona en la que reside. Lo que le produjo más irritación aún fue la indiferencia de las autoridades policiales y la mala educación del usuario.
Esta situación, que resultó para ambas molesta, la sufren cada día muchos pacenses a primera y última hora de la mañana (horario de entrada y recogida de alumnos en los centros escolares). Muchas personas se ven obligadas a utilizar el coche para llevar a sus hijos a la escuela. La falta de aparcamiento y la actitud incívica origina problemas como los descritos anteriormente. La comodidad de algunos ciudadanos provoca contratiempos y contrariedades a otros.
Una pena encontrar este panorama en la salida de los centros educativos, en los que se imparte a los estudiantes materias como educación vial y se inculcan valores como la tolerancia y el respeto. No hay que olvidar que la mejor formación para los pequeños empieza con el ejemplo de los adultos.