Por Antonio Gilgado
Ahora, lo más divertido de los plenos llega al final. Antes resultaba muy raro escuchar a vecinos tomar la palabra en el Palacio Municipal, pero en los últimos meses, casi siempre se termina con alguna queja. La calle mal asfaltada, el cobijo de los perros en la perrera municipal, una vivienda social… los reclamos se han multiplicado. Puede que sólo se trate de una anécdota y la coincidencia no pase de casualidades consecutivas, pero que la gente dé el paso y acuda a pedir explicaciones a sus representantes más cercanos a sitios donde antes no lo hacía hay que interpretarlo como una muestra más del descontento. Calles mal asfaltadas y perros en la perrera ha habido siempre en Badajoz, pero antes no se sentían con tanto derecho a reclamar. Dicen quienes estudian los movimientos sociales que quizá ahora seamos más pobres, pero más despiertos