TANIA AGÚNDEZ | Recuerdo las palabras del doctor Juan José Cubero, jefe de Servicio de Nefrología del Hospital Infanta Cristina, al afirmar que los equipos médicos están constantemente luchando y demandando a las administraciones más y mejores recursos para poder llevar a cabo su trabajo con normalidad. Sin embargo, esta lucha está condicionada en el área de los trasplantes por un factor más: el social. Gran parte de esta labor depende de la generosidad de las personas a la hora de donar sus órganos. De esa generosidad y altruismo dependen muchas vidas. Con el objetivo de fomentar las donaciones de órganos ayer se celebró el Día Nacional del Donante.
Pero la mejor manera de promover estos gestos es a través de las historias reales y cercanas. Escalofríos, emoción y mucho respeto fue lo que los asistentes a la presentación de los actos de esta jornada sentimos al escuchar las historias de las hermanas Julia y Rosa García Romero, y del matrimonio formado por Martina Macías Rubio y Fernando Benítez. Ambos casos están relacionados con la donación y recepción de órganos. Rosa le dio hace seis meses un riñón a su hermana, Julia, que era incapaz de explicar con palabras lo que sentía. La experiencia de Martina y Fernando es similar, aunque tiene algunos con matices. En su caso, realizarán una donación renal cruzada en breve, porque sus grupos sanguíneos no son compatibles.
Estos cuatro ciudadanos quisieron ofrecer sus testimonios para animar a la ciudadanía a que done órganos. “No hay que tener miedo, además de salvar la vida de algunas personas, también se puede mejorar la calidad de vida de otras muchas”, coincidieron.
Todos compartieron su historia con entereza y en un tono humilde y tranquilizador. Ninguna de las donantes, Rosa y Martina, mostraba su arrepentimiento ante la decisión que había tomado. Argumentaban, incluso, que sentían que el paso que habían dado era totalmente normal y lógico. No veían esta decisión como un hecho heroico, sino como algo natural. Ésa es la grandeza humana. No hay mayor gesto que dar parte de uno mismo para garantizar la vida de otro ser, por eso admiro la determinación, la seguridad y la bondad de estas personas. Todo un ejemplo a seguir.
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