No está la cosa para farolillos, por no usar una expresión mucho menos elegante. El viernes comienza la Feria de San Juan y los dueños de las casetas temen que la crisis económica y la tristeza en general se lleve por delante sus negocios. El desempleo, los recortes y el clima de malas noticias en general hacen que la fiesta apetezca poco o nada.
Dice uno de los empresarios que los últimos fines de semana apenas había nadie de copas por la ciudad. Por usar otra expresión: ‘Como estará Sevilla…’. Este hostelero, sin embargo, dice que el vaso se puede ver medio lleno y pensar que la gente se está reservando para salir en la feria. Su entusiasmo fue tal que al final me contagió la ilusión.
Cuesta pensar el rebujito, cazón en adobo, baile y cacharritos cuando lo raro es no tener a casi todos los amigos en paro o marchándose del país. Esta crisis eterna no da respiro, quita las fuerzas y hace caer en la desesperanza hasta al más optimista. Yo, sin embargo, respiraré hondo y me iré a Caya. Intentaré, espero que con éxito, olvidarlo todo unas horas. Ojalá ustedes lo consigan y feliz feria.