por ROCÍO ROMERO

Estoy casi segura de que hay más de 20.000 personas en Badajoz a las que no le importaría doblar camisetas en Primark el domingo de Carnavales. La mayoría de los desempleados que recorren empresas y comercios con el curriculum bajo el brazo deben mirar con asombro la polémica creada por las comparsas y su amenaza de no desfilar este año por la coincidencia con un domingo de libre apertura para las grandes superficies.

El desfile es el gran atractivo del Carnaval. Mucho más llamativo y original que el concurso de murgas. El empeño que ponen en cada detalle y el mimo con el que elaboran los disfraces e instrumentos no tienen parangón con nada que se organiza en Badajoz. Son protagonistas indiscutibles de esta fiesta. Otra cosa bien distinta es pretender paralizar la ciudad por la coincidencia de fechas. En el deteriorado mundo laboral, atrás queda marcar un día de la semana para que toda la familia se una. O para, simplemente, hacer lo que a cada uno le venga en gana. Cada vez resulta más complicado encontrar un trabajo de lunes a viernes y de ocho a tres. Eso, para muchos españoles, se ha acabado. Si es que no se les acabó hace tiempo. Desfortunadamente, tener hoy trabajo equivale a que te haya tocado la lotería. Y los derechos laborales, como descansar el séptimo día, cada vez están más perdidos en las montañas de curriculums de quienes buscan un empleo.

A todo esto se une, además, que Badajoz es una ciudad comercial. Sin apenas industrias, los vecinos del entorno acuden a Badajoz para comprar. Abrir más días y más horas no es más que una forma de mover la economía de la ciudad.

Y ya, además, el remate de toda esta polémica es que los políticos intervengan ante los directores de las grandes superficies para que estos sean benévolos y permitan a quien quiera participar en el desfile y no ir a trabajar. Se me ocurre que ahora cualquiera puede dirigirle una carta al presidente de la Junta, José Antonio Monago, o alcalde, Francisco Javier Fragoso, para que intercedan ante cualquier empresa porque tiene ese día mejores cosas que hacer que ir a trabajar. Todo esto, además, sin que aún se sepa cuántos de los 3.500 participantes en el desfile trabajan en el sector del comercio.