Por TANIA AGÚNDEZ
La magnitud e importancia de la obra que se está llevando a cabo en las márgenes del río Guadiana a su paso por Badajoz sólo se llega a valorar en su plenitud si se echa la vista atrás y se recuerda cómo estaba la zona antes de que se acometiese este proyecto.
Van cuatro años de trabajos, ya que las tareas comenzaron en octubre de 2009, y tras esta larga espera los ciudadanos empiezan a ver los resultados. Las orillas del río se encuentran por fin saneadas, tienen mucho mejor aspecto y son mucho más atractivas.
Ante esta situación y estando a la vista de todos, es lógico que los vecinos de Badajoz quieran usar ya los parques. El deseo de los pacenses es poder aprovecharlo al máximo y poder sacarle todo el rendimiento posible.
Por eso es razonable que las administraciones que respaldan este proyecto (Junta de Extremadura, Ayuntamiento de Badajoz y Confederación Hidrográfica del Guadiana) esté estudiando la posibilidad de adelantar la cesión de estos espacios y ponerlos a disposición de la población. Sería ideal que para la primavera o el verano el jardín y sus instalaciones estuvieran abiertos de manera oficial y que los vecinos pudieran utilizarlo con normalidad.
Después del esfuerzo que se ha hecho para conseguir recuperar el río, la sociedad debe valorar la necesidad de cuidar el entorno urbano. Ahora que los ciudadanos están a punto de sumar una zona verde y de ocio, deben mimarla como una pequeña joya natural que les proporcionará grandes momentos de descanso y recreo. Algo hay que darle a cambio y lo único que necesita el río y su parque es respeto y protección. En este contexto, sobran los vándalos y gamberros que se dedican a agredir un patrimonio, en este caso medioambiental, que es de todos.