Por Ángela Pérez

Tan solo una semana para la Feria. Me encanta la Feria de San Juan. Cuando era pequeña recuerdo cómo escuchaba desde mi habitación a los ‘tomboleros’ anunciando a plena voz: ‘¡Otro perrito piloto!’, cuando algún afortunado había logrado hacerse con uno de esos preciados bienes que tanto ansiaba yo desde mi cama. Por entonces, la Feria estaba justo detrás de mi casa, en la barriada de Valdepasillas. Ahora, afortunadamente para muchos vecinos, y con pena para otros, nos coje un poco más lejos. Pero en realidad, lo que se ha puesto muy de moda en los últimos años es la Feria de Día del Casco Antiguo.

Cuánto me gusta presumir de ese ambiente. El pasado año, se acercaron a conocerla unos amigos ante mi insistencia. Al llegar, lo que más les impresionó es la cantidad de gente que encontraron en pleno Casco Antiguo, teniendo en cuenta que el recinto del ferial está en la otra punta. Sin embargo, me salieron los colores cuando me preguntaron, con sana curiosidad, porqué siendo la ciudad más grande de la región aún tenemos solares vacios en un lugar tan especial como el Casco Histórico. En ese momento no supe que responder. Me paré a pensar y finalmente tuve que darles la razón, aunque sin una justificación.

El centro de Badajoz se ha convertido en uno de los principales escenarios para fiestas de tanto interés turístico como Almossassa, Carnavales, Semana Santa o la propia Feria de Día. A la que ahora se incluye la celebración de los Palomos. En su proximidad también se encuentran las calles más comerciales en muchos kilómetros a la redonda. Y, sin duda, en el punto clave para los turistas que buscan descubrir la historia de nuestro pasado, de la cual es clave la Alcazaba.

Aún así, y siendo nuestra cara para el resto del mundo, recuerdo como hace unos meses, recorriendo tan solo 500 metros en línea recta desde la calle Encarnación hasta la calle Eugenio Hermoso, pude contabilizar más de una decena de solares, la mayoría con un futuro incierto. Sin mencionar el de la calle Santo Domingo, que lleva luciendo un aspecto desolador desde hace cuarenta años. A esto, podemos sumarles las casi mil casas, el 25% de los edificios entre la Plaza de España y la Alcazaba, que los técnicos de Urbanismo declaron en mal estado.

Es cierto que en los últimos diez años, la presencia del Casco Antiguo ha cambiado por completo. Antes se les tildaba de ‘valientes’ a los que se ‘arriesgaban’ a atravesar sus calles. Esto es algo que se ha ido superando con un esfuerzo continuo, tanto de las administraciones como de los ciudadanos. Sin embargo, aún no están los deberes terminados, y esta lucha por recuperar el corazón de la ciudad no debería caer en el olvido. En el olvido de nadie.