TANIA AGÚNDEZ | Hace muy poco tiempo el Colegio Oficial de Arquitectos de Extremadura organizó una visita guiada al albergue construido en el fuerte del Revellín de San Roque. Las habitaciones estaban llenas de camas con colchones sin desembalar, las sillas y mesas ya estaban instaladas en las salas comunes y la cocina exhibía sus correspondientes muebles. Todo nuevo y listo para estrenar.
Este nuevo espacio lleva esperando meses a que comiencen a darle uso. Pero su puerta continúa cerrada a cal y canto. La previsión, según adelantó a finales del año pasado Francisco Javier Gutiérrez Jaramillo, concejal de Juventud, era que en el primer semestre de este año este servicio estuviese puesto en marcha. No hay que olvidar que es en verano cuando los ciudadanos aprovechan para viajar y que sería muy buena fecha para abrir este albergue. Sin embargo, desde el Ayuntamiento de Badajoz siguen sin confirmar si se inaugurará antes de que termine este verano.
Pero los perjudicados de esta situación no sólo son los turistas que podrían alojarse en estas instalaciones, sino también los ciudadanos de Badajoz, que tampoco pueden utilizar las salas del centro cívico que se ubican en el edificio que se levantó en el interior de este fuerte.
El retraso en la fecha de apertura afecta sobre todo a los usuarios a los que van destinados estas nuevas prestaciones, que se tienen que armar de paciencia. Estaría bien que, ya que no se cumplen los plazos, la administración responsable al menos informase de las razones que provocan esta demora.