Este fin de semana
hemos publicado en HOY un reportaje sobre delitos informáticos hablando de los casos que investiga el Grupo de Delincuencia Económica y Tecnológica de la Jefatura de Policía de Badajoz. Lo más destacado eran los casos terroríficos como el acoso escolar entre menores o la pederastia que crecen en Internet aprovechando la ola de las nuevas tecnologías.Sin embargo también tuve la oportunidad de escuchar historias graciosas de los agentes que investigan día a día frente al ordenador. Por supuesto, se trata de
delitos pero es inevitable pensar en su lado hilarante. En uno de los casos tuve que contenerme para no reírme ante los policías. Resulta que una persona se fue a comisaría con una naranja para denunciar que había comprado un IPhone por Internet y esa fruta es lo que había recibido a cambio. No es la única víctima, también han recibido denuncias por comprar piedras o cajas vacías a cambio de supuestos chollos en telefonía móvil.Lo que me pregunto es ¿porqué una naranja? Supongo que el estafador debe enviar un paquete de algún tipo para que se formalice el pago y reciba el dinero del engañado, pero ¿una naranja? Es un poco cruel pero resulta gracioso pensar en el delincuente echar mano del frutero para su estafa. Yo me lo imagino haciendo el paquete con un IPhone en la mano. El suyo, claro. El que se habrá pagado engañando a otros.
El consejo para evitar estas situaciones tan vergonzosas, según la Policía, es sencillo: usar el sentido común. Por ejemplo, el último móvil que sale al mercado, con un precio de 700 euros, no se vende en Internet por 100. Más que un chollo, sería un milagro.
Por supuesto, nadie es más listo que todos y cualquiera puede ser estafado, pero me gusta el consejo de los propios agentes pidiendo sentido común. Yo añadiría que la avaricia y la picardía, tan propia a veces de los españoles, tampoco ayuda. Otro de los casos fue una señora que decidió vender unos libros a un cliente africano para sacar más dinero. No le extrañó que esos escritos solo sirviesen para exámenes en Extremadura y los envío al continente africano para ganar 100 euros. Perdió 900 que le quitaron, más los libros. Moraleja: mucho cuidado con las naranjas.