Éramos pocos y parió la abuela. En mi pueblo este refrán valía para todo. Daba igual que se tratara de la llegada de un recibo de luz inesperadamente desorbitado o que la lavadora mostrase síntomas de su entrada a la jubilación. No importaba si estábamos tres, seis o diecinueve, siempre ‘éramos pocos y parió la abuela’. Nunca ha dejado de hacerme gracia la utilización de este refrán, incluso yo suelo darle cierto uso en determinadas ocasiones. Pero la vez que más sentido ha cobrado para mí fue el viernes.
Acorde con los tiempos que corren, ocurrió vía ‘WhatsApp’, en uno de esos grupos que no sabes quién ni por qué lo creó pero ahí estás tú, harta de abrir ilusionada la aplicación y decepcionarte al ver 45 mensajes, de los cuales en realidad ninguno va dirigido a ti especialmente.
Pues el viernes yo también le di uso, y en esta ocasión para dar una información. Lo anuncié tal y como, sin opinar y sin anestesia: ‘Van a poner un coche radar en Badajoz’. La primera contestación llegó en segundos: ‘éramos pocos y parió la abuela’. La segunda también fue contundente: ‘¿qué coche es?’
Pues sí. Aún no se conoce que día empezará a funcionar, pero pronto la ciudad contará con un vehículo, en concreto un Renault Laguna, con el que en cualquier punto de Badajoz, ya no solo en los que la mayoría de pacenses se han acostumbrado a vigilar, podrá ser sancionado aquel que le pise de más al acelerador.
Ya eran dos radares móviles y dos fotorrojos, con los cuales 5.200 conductores, en el primer caso, y 800, en el segundo, según los últimos datos ofrecidos por el Ayuntamiento, han sido sancionados, evidentemente con razón. Ahora se suma uno más a la familia. Así que está claro, como dirían esos grandes señores de mi pueblo que todo lo explican mediante frases hechas: ‘Precaución amigo conductor’ que si ‘éramos pocos parió la abuela’ y ‘no está el horno para bollos’.