Son numerosos los monumentos que están a la espera de ser rehabilitados y consolidados. Mientras se lleva a cabo la restauración del fuerte de San Cristóbal se encuentran a la cola la mitad de la muralla dela Alcazaba,la Galera, las ermitas del Rosario yla Consolación(también dentro del recinto árabe), el baluarte dela Trinidad, el puente de Gévora, entre otros. Una larga lista a la que se le suma la iglesia de Santa Catalina, adquirida recientemente por el Ayuntamiento. Ahora también es el turno de Santa Catalina.
Pero parece ser que este último espacio, al igual que los demás, se ha encontrado con el mismo problema que viene frenando la recuperación del resto de los enclaves culturales: la falta de dinero. La financiación, más aún en épocas de crisis, se ha convertido en la pesadilla de los lugares emblemáticos de la ciudad. Con más o menos paciencia (algunos se han cansando y se han venido abajo) han esperado durante décadas su recuperación.
El patrimonio pacense ha aguantado etapas de conflicto y periodos de paz así como temporadas de recuerdo y otras de olvido. Lo conforman los testigos del pasado de Badajoz, los elementos que componen el urbanismo y arquitectura de la ciudad. Pero la historia de Badajoz se ha cansado y reclama respeto y cuidado. No es mucho pedir si tenemos en cuenta todo lo que ha aportado a la memoria, constitución y configuración de la capital pacense