Por TANIA AGÚNDEZ
Badajoz es, cada vez, una ciudad con mayor multiculturalidad. Los pacenses viven y conviven inmigrantes procedentes de Colombia, Ecuador, Cuba, China, Nigeria, Senegal o Palestina, entre otros muchos países. Con el tiempo, la sociedad ha aprendido a enriquecerse de las costumbres y tradiciones de los ciudadanos llegados de estos países así como a apreciar la gran diversidad cultural que aportan las minorías étnicas y religiosas, entre otros colectivos, establecidos en Badajoz.
El pasado martes veíamos a una decena de presos del centro penitenciario de la capital pacense salir al exterior y realizar una visita cultural por la ciudad. Con esta salida terapéutica los reclusos se sintieron por unas horas un poco más libres. Algunos de los internos aseguraban que la mejor manera de lograr su integración en la sociedad tras su salida era comprobar que el entorno social dejaba a un lado los prejuicios y estereotipos que existen de ellos. Esta misma máxima se puede trasladar a la situación de los inmigrantes o grupos raciales, étnicos o culturales que residen en la ciudad. Como apuntó Ernesto Hernández, voluntario de la Asociación de Voluntarios Mayores de Extremadura, “todos tenemos algo que aportar a los demás y cosas nuevas que aprender de otras personas”.