Evaristo Fernández de Vega
Mucho se está hablando estos días de los activos tóxicos de los bancos. Hoy mismo, el Gobierno anunciará nuevas medidas para tranquilizar el sector bancario. ¿Pero qué significa todo esto? La respuesta, como en tantas otras cosas, también la tenemos en nuestra ciudad.
Basta consultar las últimas estadísticas del Ministerio de Fomento para darse cuenta de también aquí hay activos tóxicos. Solo en nuestra provincia, a finales de 2010 fueron contabilizadas 2.000 viviendas nuevas pendientes de ser vendidas.
Un promotor que conozco calcula que en Badajoz capital puede haber en estos momentos alrededor de 1.000 pisos y adosados a estrenar, incluso más. Y el Cerro Gordo es de largo la urbanización que mayor cantidad de viviendas terminadas acumula. El resto se reparten por Ronda Norte, Ronda Sur, Cuartón Cortijo… También hay edificios en los que todavía quedan muchos pisos nuevos libres en San Roque, la estación e incluso en Valdepasillas.
¿Qué tiene que ver todo esto con los activos tóxicos de los bancos? Pues mucho. Porque las promotoras levantaron esas 1.000 viviendas con el dinero que les prestaron las entidades bancarias. El compromiso era devolverlo, ¿pero cómo van hacerlo si aún no han vendido las viviendas?
Justamente esos créditos de difícil cobro son los activos tóxicos de los que tanto se habla. Préstamos concedidos para construir viviendas y adquirir solares que ahora nadie quiere comprar a los precios que había antes de la crisis.
Desconozco el alcance de las medidas que hoy tomará Rajoy. No sé si serán efectivas o fracasarán. Pero sí hay una cosa clara: cada uno de los 1.000 pisos pendientes de vender en la ciudad de Badajoz puede costar una media de 120.000 euros, y la suma de todos ellos asciende a 120 millones, unos 20.000 millones de pesetas.
Con ese dinero contaban las promotoras. Con ese dinero también contaban los bancos. Y sin embargo, está invertido en unos edificios que ahora no se venden. Si eso ocurre en Badajoz, ¿qué estará pasando en Madrid, en Barcelona o en la costa?
Al final va a tener razón mi amigo Curro, el agricultor incansable. Él no entiende de activos tóxicos, pero lleva varios años diciendo que no hay gente para llenar tanto piso. Por eso espero que Curro, y la gente como él, no sean los encargados de pagar esta nueva factura. Él ya lo advirtió, pero no le hicieron caso.