En el Ayuntamiento de Badajoz están de rebajas. Y si no, díganme ustedes cómo es posible que el primer teniente de alcalde, Alberto Astorga, cite a los medios de comunicación para inaugurar un paso de peatones. Así, sin más. Vaya por delante que se trata de un nuevo modelo, que está revestido de luces y que su función es de lo más importante: avisar a conductores y viandantes de que llegan a un punto peligroso. Allí se han sucedido tres atropellos. Para darlo a conocer a los pacenses, que llevan ya varios días advirtiendo la señal de no circular a más de 30 kilómetros por hora, hasta allí que se fue Astorga con el jefe de la Policía Local, Rubén Muñoz.
Lo cierto es que en el Ayuntamiento en particular y en las administraciones en general, se están quedando sin infraestruturas que inaugurar. Y las que podrían abrir con pompa y boato, las dejan dormir. Es lo que ocurre, por ejemplo, con la biblioteca de Santa Ana. Han pasado más de dos años y medio desde que terminó su rehabilitación y sigue cerrada a cal y canto. Pasando los meses e incorporándose al paisaje urbano como un edificio sin más que ofrecer que un exterior renovado.
Resulta cuanto menos paradójico que inauguren un paso de peatones y dejen pasar los días con la rehabilitación de un edificio emblemático. Quizás el Gobierno de Fragoso esté esperando que se deteriore el antiguo mercado para volver a rehabilitarlo. Y entonces ya, si eso, se deciden a estrenarlo.