El día después de la clasificación ha sido tranquilo. Como libraba en el periódico lo he dedicado, además de a estar con la familia, a leer crónicas y comentarios, opiniones de todo pelaje pero que en su mayoría desprenden felicidad y optimismo por lo conseguido en Burgos el martes por la noche. Da gusto, la verdad, aunque los hay que intentan rebajar el nivel de euforia recordando que “aún no se ha conseguido nada”. Discrepo. El baloncesto cacereño está ahora mismo donde no había vuelto desde la última temporada en ACB, en unas semifinales de playoffs en las que no se había metido desde el año del ascenso. Eso ya es conseguir algo, ¿no?, y más aún si hablamos en términos de ilusión.
Por lo tanto el Cáceres se adentra ahora en territorio inexplorado, todo lo contrario que el Melilla, un habitual en las semifinales por el ascenso en estas últimas campañas. Les hizo mucho daño la marcha al Unicaja a mediados de marzo de Troy DeVries, el máximo anotador de la liga, pero se repusieron y lograron el factor campo al terminar quintos la liga regular. Sus opciones parecían mermar con la lesión en el tercer partido de la serie de McKeither (el americano que hace unos meses se hizo famoso por pedir matrimonio a su novia en mitad de la cancha), pero tampoco eso les detuvo y lograron eliminar al Melilla en un quinto duelo de desempate tan intenso o más que el del Cáceres con el Burgos.
El viernes por la mañana, bien tempranito, tomaré un tren a Madrid para volar desde allí a Melilla y, si no hay contratiempos, llegar a primera hora de la tarde, con tiempo de sobra para cubrir el partido de las nueve de la noche. Aunque Hellit, la compañía que opera desde el aeropuerto de Badajoz, ha lanzado tres ofertas distintas para los aficionados a un precio razonable, dudo que mucha gente se embarque en un viaje tan largo y complicado, de modo que tocará redoblar esfuerzos para acercaros todo lo que ocurra allí durante el fin de semana. Charlando esta tarde con gente de Melilla mientras preparaba el viaje me contaban que, con todos los contratiempos que han tenido, para ellos es ya un éxito haberse plantado en las semifinales. Es más o menos lo mismo que le pasa al Cáceres, aunque por motivos algo distintos. Será por lo tanto una serie donde en principio nadie tiene nada que perder, sin un favorito claro y en la que el aspecto físico tendrá mucho que decir.
El otro día comenté en una entrada que lo más importante de todo esto no es pensar ahora si habría dinero o no para jugar en la ACB en caso de conseguir el ascenso, sino complicarles la vida a los que tienen que decidir si el año que viene habrá baloncesto de alto nivel en Cáceres. De momento, con lo logrado en Burgos, ya tienen un poco más difícil decir que no.
Os dejo ahí arriba una foto (clic para ampliar) del grupo de entusiastas que se plantaron el martes por la noche en la Fuente Luminosa. Me la ha pasado esa gran aficionada viajera que es Cristina Mendoza. Asumo que es suya, así que se la firmo a ella.