El pasado mes de agosto me hacía eco de la presencia de la compañía extremeña Guirigai en la Sala Tantarantana de Barcelona. Ahora es la compañía catalana la que devuelve la visita, en el marco del III Ciclo Nacional de Complicidades en Red. Será hoy viernes, y mañana sábado, cuando el escenario de Los Santos de Maimona acoja las representaciones de la obra Tennessy (W), un monólogo basado en las propias memorias del autor de Un tranvía llamado deseo o de Una gata sobre el tejado de zinc caliente.
El actor Martí Peraferrer, habitual en series como Hospital Central o El Comisario, con un amplio recorrido en las compañías de Silvia Munt, Josep María Flotats y del Teatro Romea de Barcelona; es el encargado de dar vida a uno de los escritores estadounidenses más importantes del siglo XX. Perfectamente caracterizado, nos sumerge, a través de su monólogo, en las vivencias de Tennesse Williams. Se habla de teatro, del hecho creativo, de algunas curiosidades, pero también de la soledad, de la locura, del amor homosexual, del éxito y del fracaso, de la impotencia, de las drogas y del arte.
En opinión de Peraferrer, intérprete, co-productor e impulsor de este proyecto escénico, la intención del mismo es acercar al público la vida de Tennesse Williams, observada desde todos los prismas posibles … seguramente no se trata de un espectáculo facil, ni para el actor, ni para el espectador; pero si que intentamos que sea, sobre todo, emotivo y sincero, directo y nada elitista. Quien se quiera quedar en la simple anécdota puede hacerlo y a quien quiera dejarse llevar por los sentimientos, intentaremos ayudarle.
La obra, que se puede ver los dos días, a las 9 de la noche, en la Sala Guirigai de Los Santos de Maimona, comienza con una anécdota que resume y explica perfectamente cuál fue la actitud personal del creador de Baby Doll, Dulce pájaro de juventud y La noche de la iguana: Tennessee Williams entra en una pequeña sala de conferencias de la Universidad de Yale, al principio de los años 80. Su trayectoria de autor teatral ya está en decadencia. Se acerca el final de su producción escénica y también de su vida. El joven público asistente al encuentro se muestra muy apático ante la presencia de uno de los dramaturgos norteamericanos más importantes del siglo XX. Sólo un perro que acompaña a uno de los estudiantes parece poner la oreja prestando mucha atención. Cuando acaba su charla, un estudiante le pregunta si es cierto que su carrera teatral ya está acabada. Él, sin inmutarse y con una sonrisa en los labios, contesta: Mire eso pregúntele al perro.