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Fco. Javier M. Romagueras

Catalana con Jamón

Prudencio Exojo, un correcaminos empeñado en dinamizar el Hogar Extremeño de Barcelona

Empresario de éxito forjado a sí mismo, amante de los coches, viajero impenitente, interesado por las nuevas tecnologías y cuanto ocurre a su alrededor en estos convulsos tiempos que vivimos;  Prudencio Exojo, natural de Villanueva de la Serena, es desde hace casi tres años el presidente del Hogar Extremeño de Barcelona. Su gran objetivo en estos momentos es culminar el traslado, en el próximo otoño, a la nueva sede en propiedad del Hogar, en el barrio barcelonés de Horta, y convertirlo en un auténtico dinamizador cultural, para los extremeños y para todos los vecinos de la zona.

Nos citamos en Mérida, con motivo de uno de sus múltiples viajes profesionales por toda la geografía española. Hago unos 3.000 kilómetros semanales –explica Prudencio­-, siempre en coche. Lo prefiero. Mis clientes no suelen estar en las grandes ciudades, por lo que me da una libertad y facilidad de movimientos que de otra forma no tendría.

Junto con su esposa Araceli, nacida en la pequeña localidad zaragozana de Alarba, al sur de Calatayud; a la que conoció de muy joven en Barcelona, desgranamos algunos de los aspectos más destacados de su vida, personal, profesional y, ahora también, institucional, como presidente del Hogar Extremeño de Barcelona.

Prudencio Exojo en Mérida

Prudencio quiere dejar bien claro que ni estoy desempleado, ni  jubilado, ni me sobra el tiempo libre, condiciones que parecerían idóneas para estar en el movimiento asociativo. Si estoy como presidente del Hogar Extremeño de Barcelona es porque en 2010 un grupo de personas del centro, entre ellas la actual vicepresidenta Carmen Arroyo, me lo pidieron ante el difícil momento que se vivía. Yo soy socio hace unos 34 o 35 años, pero nunca me había implicado excesivamente. Coincidió la renuncia del anterior presidente por motivos de salud y una complicada situación económica, en la que se iba subsistiendo gracias a lo que se había obtenido por dejar nuestra histórica sede del Portal de l’Àngel, en pleno centro histórico de Barcelona, a cuatro pasos de la catedral. Pero año a año se iba generando un déficit que amenazaba con dejarnos sin recursos en muy poco tiempo, porque las cuotas de los socios aportaban, aproximadamente, una cuarta parte de los gastos de explotación fijos del Hogar.

Tras una primera intentona que rechazó, al final le convencieron apelando a su vena sensible como extremeño y así fue como dio el paso.

NUEVO HOGAR

A partir de ahí, su objetivo ha sido sanear la entidad y darle garantías de futuro mediante la disposición de un patrimonio propio que le de viabilidad. Aprovechando la crisis han adquirido a buen precio un local en Horta. Se trata de un espacio modesto, pero que se va a equipar con todos los avances tecnológicos necesarios, insonorizado, con un diseño moderno que lo haga agradable, y que sea funcional para el desarrollo de todo tipo de actividades.

Queremos –añade Prudencio- que sea un local abierto a la calle, que pueda ser utilizado por cualquier persona, colectivo o entidad que esté interesado. Tiene que ser un centro de potenciación y dinamización de las culturas extremeña y catalana, insertado en la vida social del entorno, a disposición de cualquier extremeño que lo pueda necesitar, etc. A todos se nos llena la boca diciendo que nos gusta la cultura y que queremos potenciarla, pero después somos reacios a participar. Pues bien, nuestra intención es que esa participación sea efectiva. Habrá ciclos de conferencias sobre múltiples aspectos de la vida cotidiana que pueden ser de utilidad para la gente, desde temas de salud, de seguridad en el hogar, de protección civil, gastronomía, etc. También queremos impartir, una vez a la semana, clases de catalán. Y, por supuesto, potenciar nuestra actividad estrella, el Aula Literaria, que todos los jueves reúne a rapsodas que recitan a poetas extremeños, catalanes y del resto de España.

Una de las cosas que más sorprende a Prudencio, en relación al movimiento asociativo extremeño en Catalunya, es la atomización y dispersión. Sólo alrededor de Barcelona existen aproximadamente 18 entidades extremeñas. Sin ánimo de molestar a nadie, piensa que esta dispersión les hace perder fuerza y a lo mejor no poder acometer iniciativas más ambiciosas. Cree que igual sería bueno concentrar esfuerzos en un gran centro extremeño en Catalunya, potente y con más capacidad para hacer cosas. En cualquier caso él ofrece la sede del nuevo local del Hogar Extremeño de Barcelona para cualquier entidad, colectivo o asociación extremeña que, en estos momentos de dificultad, pueda necesitarlo para llevar a cabo sus actividades.

El interior de un coche es uno de los hábitats naturales de Prudencio Exojo

EL RETORNO DEL SERÓN

Prudencio se fue de su Villanueva de la Serena natal a los 11 años. Lo recuerdo como un momento duro para mi familia –nos aclara-. La cosa debía estar tan precaria económicamente ese 1964, que mis padres, a mediados de abril, me arrancan como quien dice del pueblo y ni tan siquiera me dejan terminar el 2º de bachillerato que estaba cursando en el Instituto de Villanueva. No pude ni hacer el examen correspondiente. Eso supuso perder los dos años de bachillerato y tener que comenzar de cero en septiembre en Barcelona. Allí nos acogieron a mis padres y a mí, en casa de mi hermana Juani y de mi cuñado. Como crio y adolescente vivo la Barcelona de los grandes flujos migratorios de los años 60. Empiezo a trabajar muy joven, con 14 años, compaginándolo con los estudios.

A los 18 años conoció a Araceli, su mujer. Este hecho, unido a que ambos tenían unos padres mayores, y que tampoco les unía una gran relación con sus familias en los pueblos, hizo que en ningún momento tuvieran una sensación de arraigo respecto a su tierra natal. Estuve once o doce años sin volver por Villanueva de la Serena. Después sí, regresé un par o tres de días, no recuerdo bien, y poco más. Alguna ocasión pasaba cerca, veía que era mi pueblo, pero no sentía nada especial.

Esto fue así hasta que su esposa, Araceli, emulando a Paco Lobatón, se empeñó en que Prudencio recuperase la vinculación con Villanueva de la Serena. Cuando cumplí 50 años-nos cuenta- mi esposa Araceli localizó a varios de aquellos amigos que había tenido en mi infancia, entre los 5 y los 11 años. Ha sido el mejor regalo de cumpleaños que me han hecho en mi vida. De esos cuatro o cinco amigos reencontrados, hay dos en especial con los que se consolida la amistad y hoy tenemos una gran relación. Uno de ellos es Boni Casillas, que por aquél entonces residía en el norte de Alemania, adonde me fui a verle, y con el hoy en día sigo coincidiendo, de vez en cuando, en Alicante, que es donde vive ahora jubilado. El otro es Joaquín Hidalgo, que representa el verdadero reencuentro con mi infancia. Él es mi anclaje con mi pueblo y es mi punto de referencia siempre que vengo, aunque sólo sea para pasar un rato y tomar un café en medio de uno de mis viajes.

A partir de ahí ha sido cuando ya ha entrado en contacto con algunas personas más de Extremadura, como el alcalde de Villanueva, Miguel Ángel Gallardo, que aceptó con mucha amabilidad ser pregonero en las fiestas del Hogar; el presidente de la Diputación de Badajoz, Valentín Cortés Cabanillas, institución que les concede una pequeña, pero valiosa, ayuda; y el Director General de Política Social y Familia del Gobierno de Extremadura, Juan Bravo, que también está prestando un inestimable apoyo al Hogar.

DEL 1430 AL FERRARI

La vida de Prudencio está ligada al mundo del motor. No sólo por los miles de kilómetros que hace semana tras semana, sino porque ha sido su pasión y forma parte de su perfil profesional. Desde su oficina administrativa Cartella, S.L., se dedica desde 1982, entre otras cosas, a todo tipo de gestiones relacionadas con la legalización de vehículos industriales, apartado del que se ocupa él personalmente y que es la que le lleva a visitar personalmente a sus clientes, para conocerlos y transmitirles confianza. No son trámites sencillos, ni baratos, y por eso es importante generar esa corriente de confianza.

A modo de ejemplo explica que entre 2003 y 2004 se produjo una fiebre de importación de turismos norteamericanos. Se puso en contacto con nosotros una empresa canadiense, que quería que fuésemos sus colaboradores aquí en España. Necesitaba saber quiénes eran y cómo trabajaban, por lo que le dije a mi mujer que cogíamos un vuelo y nos plantamos en Montreal para conocerlos. Necesito saber con quién trabajo y que haya confianza.

Pero la pasión por los coches, estuvo a punto de llevarle al mundo de la competición. Cuando era joven, todo lo que ganaba lo invertía en coches. Como Araceli trabajaba sábados y domingos, yo iba a buscarla en coche, un SEAT 1430 que tenía preparado para competir. Iba a adquirir la equipación para participar en pruebas de subidas en cuesta, muy populares en aquella época en Barcelona, como las del Montseny o la Rabasada. Pero, en aquél momento, tanto mi madre, como Araceli, absolutamente compungidas, me hicieron ver los peligros de mi aventura y desistí. Desde entonces, cuando he podido, he tenido coches de alta gama, como dos Porsche, un Bentley o, lo que para mí ha sido el gran reto, un Ferrari F-430 Monza Spider.

Al hilo de este último vehículo, la anécdota fue que en 2006, tras dos años de espera,  atendiendo los plazos mínimos de entrega, prácticamente embalado, lo montó en un camión y lo trasladó hasta Villanueva de la Serena, en cumplimiento de la promesa y el compromiso verbal de enseñárselo que le había hecho a su amigo de la infancia, Joaquín Hidalgo. Incluso fueron con el coche a recoger al hijo de éste al instituto, causando el lógico revuelo.

Ahora Prudencio aspira a poner la misma pasión en la renovación del Hogar Extremeño de Barcelona y seguir profundizando, y compartiendo, el conocimiento de Extremadura.

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