Una de las cosas que más nos conecta emocionalmente con nuestra infancia, con nuestra tierra, son los sabores y los olores. Eso explica el éxito que en cualquier lugar tienen las muestras gastronómicas, máxime si nos permiten renovar la comunión con nuestro lugar de nacimiento. Esto es lo que ocurre con las Jornadas Extremeñas en Catalunya, celebradas el primer fin de semana de junio en el Parc Nou de la localidad barcelonesa de El Prat de Llobregat, a las que este año he tenido la oportunidad de poder asistir.
Dentro del amplio programa de actividades preparadas por la Federación de Asociaciones Extremeñas en Catalunya (FAEC), se incluía una muestra de productos gastronómicos extremeños, instalada en una carpa en el propio Parc Nou, junto al escenario en el que se desarrollaron las actuaciones musicales y el concurso de caldereta. En el interior de la misma destacaban dos puestos de venta de productos y un tercero de venta de dulces tradicionales extremeños, elaborados estos últimos por socias del Centro Extremeño Ruta de la Plata, de El Prat de Llobregat. Nos acercamos para ver las elaboraciones preparadas por Martina Romero (natural de Mata de Alcántara), Encarna Sánchez, Esperanza Maldonado y Avelina Barroso (La Garrovilla), Soledad Núñez (Montemolín) y María Jesús Maroño (Serrejón). Según nos explican, algunas de las cantidades que han empleado en producir los dulces que exponen son 12 kilos de miel, un centenar de litros de aceite, otro centenar de kilos de harina, innumerables docenas de huevos (solo para las floretas, más de 60 docenas)… El resultado, un amplio surtido formado por las ya citadas floretas, retorcios, mantecados, rosquillas fritas, perrunillas, coquihuelos… con los que saciar el paladar de los más golosos. Preguntadas por si había alguna preferencia entre los compradores, la respuesta es que ninguna, que todo se vendía, tanto a extremeños, como a los muchos catalanes que también se dejaban caer por el Parc Nou de El Prat de Llobregat.
Las chacinas, las reinas gastronómicas
Juan Tena, de Ibéricos Extremeños, lleva más de 15 años desplazándose desde Castuera, donde tiene su establecimiento, hasta Cataluña, con motivo de las Jornadas Extremeñas. En la carpa tiene instalada una amplia parada de productos, entre los que podemos distinguir garbanzos de Valencia del Ventoso, quesos de La Serena, miel de Fuenlabrada de los Montes, aceites de Castuera, caldillo ibérico… Sin embargo, por lo que nos explica Juan, las reinas gastronómicas de esta muestra son las chacinas. El domingo estaba prevista la llegada de entre 40 y 50 autobuses fletados por los 20 hogares extremeños distribuidos por diversos puntos de Cataluña. Para este numeroso público, las chacinas son los productos más deseados. Así la oferta de Juan abarca desde los jamones y paletas ibéricas, hasta la panceta ibérica de bellota, pasando por la patatera, morcones, chorizos de diversos tipos, lomitos, cabeceros, etc. No faltan por supuesto las ofertas como la que señala, por el precio de 20 euros, un lote compuesto por una morcilla ibérica extremeña, un chorizo ibérico, un salchichón ibérico, un lomito ibérico, un queso extremeño y un vino extremeño.
Frente a ellos, con menor amplitud, pero no por ello con menor atractivo para los amantes de la calidad, la parada de la fábrica de embutidos El Encinar, de la localidad cacereña de Ceclavín. Atendiendo la misma Soraya y Ángel, que también han venido expresamente para las jornadas. Una empresa familiar que también es veterana en estas lides, pues ya son unos diez años los que acuden para darse cita con los extremeños que viven en Cataluña. Aparte de dulces y bizcochos, su oferta incluye casi todo tipo de embutidos, mieles de la Sierra de Gata, quesos… El producto estrella: el lomo ibérico. Según nos explican es lo que más demandan los visitantes. Como explican unos y otros, la experiencia funciona. Unos años mejor, otros peor, dependiendo bastante de la climatología, pero les compensa hacer el viaje para traer a los extremeños residentes en Cataluña los sabores y olores de su tierra.