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Adolfo Marroquín

Ciencia Fácil

Prudencia con la Geoingeniería

El objetivo de la Geoingeniería es manipular y modificar a gran escala y de forma voluntaria el medio ambiente del planeta; es decir no se trata de las alteraciones que las actividades humanas han provocado, y siguen provocando, sobre nuestro planeta. Con la Geoingeniería se trata de intervenir voluntariamente en el propio equilibrio planetario, bien para evitar daños ya existentes, o para conseguir beneficios pretendidos.

La posibilidad de actuar sobre las componentes del Sistema Climático, es decir sobre alguno de los Subsistemas (atmosfera, litosfera, hidrosfera, criosfera y biosfera) del mismo, está lejos de ser algo a considerar como ciencia-ficción, y de hecho podría considerarse una opción realista para mitigar el cambio climático. Un equipo de científicos de toda Europa ha investigado las consecuencias de algunas de las posibles opciones de la geoingeniería, llegando a la conclusión de que los resultados podrían no ajustarse del todo a las expectativas.

 

De acuerdo con las conclusiones del IPCC (Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático), las actividades humanas emprendidas desde la época preindustrial han aumentado la temperatura media del planeta en unos 0,8 ºC, y seguirá aumentando del orden de 2 a 4 ºC más hacia finales de éste  siglo XXI. Un cambio de esa importancia en las condiciones climáticas generará consecuencias serias en los humanos y en la biosfera en general, de forma que parece lógico plantearse el tomar medidas de mitigación.

Entre esas medidas se pensó en técnicas de geoingeniería concretas, como la extracción de dióxido de carbono (CO2) y otros gases de efecto invernadero (GEI) de la atmósfera; técnicas que se han puesto en marcha cerca de puntos de importantes emisiones, en distintos países, y con distintos tipos de terrenos. Hay que decir que los resultados de estas experiencias, con éxitos muy variables, recomiendan que esta solución se aplique en áreas con características geológicas y geofísicas muy determinadas.

Posteriormente, se pensó en técnicas de gestión de la radiación solar (GRS), que reducen la cantidad de luz solar absorbida por la Tierra, con lo que se pretende compensar los efectos que genera una concentración elevada de GEI. El estudio, publicado en la revista Earth System Dynamics, fue financiado en parte por la Unión Europea (UE) a través del proyecto Implicc (“Implications and risks of engineering solar radiation to limit climate change”), es decir un proyecto orientado al estudio de los riesgos de la ingeniería dirigida a modificar la radiación solar incidente sobre el planeta Tierra, para controlar con ello el cambio climático.

 

Algunos científicos defienden que el uso de técnicas, como el rociado de la estratosfera con azufre en aerosol, con el fin de reducir la irradiación solar, podrían resultar más efectivas y menos costosas que otros intentos que se están ensayando para disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero. También hay quien piensa que las técnicas de geoingeniería pueden ser necesarias para evitar alteraciones rápidas y catastróficas del sistema climático.

Por supuesto, no falta tampoco quien duda de la efectividad de tales opciones y alerta de posibles efectos secundarios no deseados, esgrimiendo además argumentos legales y éticos contra la geoingeniería; no obstante, una mayoría de investigadores, políticos y economistas consideran que la ingeniería del clima podría cumplir el cometido de mitigar la cantidad de radiación solar que incide sobre nuestro planeta.

Los científicos participantes en el proyecto, franceses, alemanes, noruegos y británicos echaron mano de sofisticados modelos climáticos y observaron, por ejemplo, que la introducción de medidas de geoingeniería probablemente alteraría el clima, al reducir considerablemente las precipitaciones en el planeta, pero sobre todo en algunas regiones concretas, que se verían seriamente perjudicadas, tanto en Europa como en Norteamérica.

Entre las conclusiones alcanzadas en el proyecto se dice: “La ingeniería climática no puede reemplazar a la vía política tendente a mitigar el cambio climático reduciendo las emisiones de gases de efecto invernadero”. Lo que viene a decir que mejor que tratar de evitar el daño, sería no provocarlo, lo que puede parecer una obviedad, pero es también una certeza científica.

Para conseguirla reducción artificial de la cantidad de energía solar que incide sobre la superficie del planeta, podría recurrirse a técnicas de geoingeniería, imitando los efectos de las grandes erupciones volcánicas que, en efecto, como se ha probado frecuentemente a lo largo de la historia, provocan un enfriamiento del clima mundial. Esto mismo podría lograrse también liberando en la atmósfera dióxido de azufre o instalando espejos gigantescos en el espacio.

 

La hipótesis manejada consistió en un planeta en el que la concentración de CO2 siguiera la tendencia al crecimiento que viene produciéndose desde mediados del siglo XX y en el que el calor añadido a raíz de tal incremento se viera compensado por una reducción de la radiación solar, mediante geoingeniería.

Los autores del trabajo apreciaron una reducción anual de las precipitaciones del orden de 100 l/m2 (litros por metro cuadrado), lo que equivaldría a una disminución entre el 10 y el 30% respecto a los valores actuales, en muchas de las zonas desarrolladas del planeta, con lo que el clima resultante de la geoingeniería sería distinto al de cualquier época pasada, obligando a los habitantes del planeta a adaptaciones o migraciones indeseables.

Teniendo en cuenta que este estudio se ha hecho siguiendo un estricto protocolo de simulación, lo que permite bastante fiabilidad de los resultados, y habiendo utilizado los modelos climáticos más modernos, de los que saldrán los resultados del quinto informe del IPCC, parece razonable recomendar la prudencia hasta que no conozcamos más y mejor las respuestas del Sistema Climático ante las acciones de la Geoingeniería.

Adolfo Marroquín Santoña

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Sobre el autor

Adolfo Marroquín, Doctor en Física, Geofísico, Ingeniero Técnico Industrial, Meteorólogo, Climatólogo, y desde 1965 huésped de Extremadura, una tierra magnífica, cuna y hogar de gente fantástica, donde he enseñado y he aprendido muchas cosas, he publicado numerosos artículos, impartido conferencias y dado clases a alumnos de todo tipo y nivel, desde el bachillerato hasta el doctorado. Desde este blog, trataré de contar curiosidades científicas, sobre el clima y sus cambios, la naturaleza, el medio ambiente, etc., de la forma más fácil y clara que me sea posible.


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