Hoy no es posible, o al menos es raro, cruzarnos con personas que no lleven consigo un teléfono móvil. Es la moda. Pues bien, todo parece indicar que, hace algunos miles de años y en casi todas las regiones del mundo, debía ser raro salir a los caminos y no encontrarse con grupos de los habitantes locales llevando consigo un bloque de granito, de varias toneladas de peso. Por supuesto esto que acabo de escribir es una broma, pero lo cierto es que llama la atención cómo aparecieron obras megalíticas, casi simultáneamente y en cualquier zona del planeta, como si fuera la moda en aquellos momentos.
En algunos artículos anteriores “Grandes enigmas que nos plantean las grandes piedras” , “El misterioso ajuste de las piedras poligonales”, “Machu Picchu, piedras llenas de preguntas”, me preguntaba, al estudiar las características de aquellos monumentos megalíticos, “para qué, quién y sobre todo cómo” se construyeron aquellas impresionantes obras megalíticas levantadas hace siglos, e incluso milenios, pero que siguen guardando las respuestas a esas tres preguntas, como misterios no resueltos.
Pues bien, nuevamente nos encontramos con más de esos misterios en Baalbek, una ciudad situada al este del Líbano, que era una ciudad fenicia floreciente cuando los griegos la ocuparon en el año 331 a.C., convirtiéndose después en una colonia romana, bajo el emperador Augusto, en el transcurso de los tres siglos siguientes. Los romanos construyeron allí un conjunto monumental de tres templos, tres patios y una muralla, dándose la circunstancia de que, en aquellos alrededores, aparecen algunas de las piedras más gigantescas jamás manejadas por el hombre.
La cantera de donde se cortaron y extrajeron las piedras está al sur dela ciudad de Baalbeck, y en esa misma cantera se encuentran aún algunos enormes bloques, considerados como los más grandes de piedra labrada encontrados en el mundo, y que fueron cortados hace más de 2.000 años. Resulta curioso que la forma y dimensiones de muchas de esas enormes piedras fueran, muy aproximadamente las mismas, es decir prismas de unos 20 metros de largo, por unos 5×5 metros en sus medidas transversales. Hoy día estas colosales piedras están colocadas en la base de algunas construcciones, o bien simplemente abandonadas cerca de la propia cantera, donde sirven únicamente para que los turistas y viajeros curiosos se suban a ellas o se fotografíen en grupos a su vera.
Pero las cuestiones que se plantean son, como casi siempre, para qué se tallaron bloques prismáticos de aquellas dimensiones, quién talló las caras de los enormes prismas, varios de ellos hoy prácticamente semienterrados en gran parte, y sobre todo cómo pensaban los autores “levantar y transportar” esa barbaridad de piedra. Sin embargo es evidente que se hacía, puesto que varios de esos bloques pueden verse, colocados es sus sitios, en la base de las paredes que rodean la Gran Terraza, de la que se presenta una vista panorámica al comienzo de estas líneas.
La Gran Terraza es una plataforma construida con las mayores piedras talladas del mundo, bloques megalíticos que fueron cortados con precisión y colocados para formar los basamentos de los 460.000 metros cuadrados de superficie, que constituyen la enorme plataforma. En ella se encuentran los tres colosales bloques conocidos como el “Trilithon”, bloques colocados horizontalmente en la base de una construcción, cada uno de los cuales mide del orden de 20 metros por 5 y por 4.
Teniendo en cuenta que la densidad del granito, según su variedad, está entre 2,5 y 2,7 toneladas por metro cúbico, resulta que el peso de cada uno de esos monolitos monstruosos era, como mínimo de 20x5x4x2,5= 1.000 toneladas; son de granito rojo, y fueron extraídos de la cantera, que sigue existiendo, aproximadamente a un kilómetro de distancia de la Gran Terraza.
En esta terraza se encuentra el grupo de bloques de piedra más pesados de todo aquel área; en su muro sudeste existe una hilera de 9 bloques de granito, cada uno de ellos con un peso de unas 300 toneladas; justo en el lado opuesto, el muro sudoeste y a la misma altura, existe otra hilera de 6 bloques de las mismas características, y asentados sobre ellos, los tres gigantescos bloques, que antes mencionábamos, conocidos con el nombre del “Trilithon”.
A comienzos del siglo XX, entre 1898 y 1905, una misión arqueológica alemana dirigida por Otto Puchstein, realizó la primera excavación a fondo en las ruinas de Baalbek, durante la cual, se encontró que la gran terraza, aparentemente sólida en conjunto, está constituida por sólidos megalitos únicamente en sus muros externos, los que rodean el recinto. Mientras que en el interior del mismo, bajo el foro, encontraron un laberinto de cámaras rellenas de escombros compactados, con paredes de ladrillo en la típica forma romana de panal y, finalmente, debajo de todo esto, se encontraba el lecho de roca sólida.
Los cimientos de los templos que levantaron los romanos están cimentados en el lecho de la roca sólida para poder soportar su peso, ya que la plataforma simplemente se hundiría si descansaran sobre ella. Las paredes megalíticas del contorno son en realidad un muro de contención en declive.
Podría parecer que, de acuerdo con los datos disponibles, el emplazamiento es de origen romano, sin embargo estos enormes megalitos ya estaban allí mucho antes de que los romanos construyeran su templo encima. De hecho, antes que ellos, los griegos ya habían construido sobre la terraza, e incluso los fenicios, que la utilizaron como base y cimentación de sus monumentos y construcciones.
En cuanto a los bloques del famoso Trilithon, recordemos que se trata de tres bloques contiguos, de 1.000 toneladas de peso cada uno. ¿Cómo es posible que hayan sido desplazados desde la cantera hasta su posición final en la plataforma, por quien fuera que lo hiciera? No se puede entender cómo piedras de ese tamaño pudieron ser talladas, cortadas, transportadas y encajadas exactamente donde les correspondía, no se sabe con qué tecnología se logró, no solo cortarlas y pulirlas sino levantarlas y transportarlas hasta la zona de construcción e izarlas hasta su nivel de instalación, un hecho que aun hoy sería prácticamente imposible con la moderna tecnología.
En la actualidad, la que es probablemente la grúa móvil más poderosa del mundo, una verdadera bestia de la ingeniería, la Liebherr LTM 11200-9.1, una grúa móvil, sobre ruedas, fabricada en 2007, capaz de levantar hasta 1.200 toneladas, podría hacerlo, y no sin algunas dificultades; pero “cuesta creer” que hace dos o tres mil años tuvieran nada parecido a ese monstruo mecánico; por tanto la cuestión es… ¿Cómo lo hicieron? Porque la realidad es que, como mostrábamos en la imagen anterior, ahí están colocados, y bien encajaditos, los tres colosales bloques que constituyen el conjunto conocido como el “Trilithon”.
Finalmente, para añadir algo más de misterio a la Gran Terraza de Baalbek, diremos que, en su entorno, se han encontrado numerosos bloques de piedra, con huellas vitrificadas, un fenómeno geológico que solo puede asociarse a la acción de una potente fuente de calor, a altísima temperatura. Si esas huellas obedecen a un proceso geofísico natural, ocurrido en el área de la cantera de donde procedían los bloques; o si, por el contrario, tienen relación con el corte y tallado de dichos bloques o incluso, tal vez, con el transporte y elevación de los mismos, es algo que permanece, como uno más de los enormes enigmas que siempre acompañan a las enormes obras megalíticas.