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Adolfo Marroquín

Ciencia Fácil

Cambiamos el clima y el clima nos cambiará a nosotros

Existen casi tantas definiciones de clima como climatólogos, de forma que sería vano intento tratar de presentarlas todas aquí; así pues dejemos que cada uno conserve su propia idea de qué es eso que llamamos clima y de lo que es tan frecuente hablar, aclarando que clima y meteorología son cosas distintas. Únicamente a efectos de orientación citaremos la definición de clima que suele manejar la OMM (Organización Meteorológica Mundial): “Conjunto de las condiciones atmosféricas, caracterizado por los valores y evoluciones de las variables físicas de la atmosfera, durante un período suficientemente largo y en un dominio espacial determinado”.

Personalmente considero poco afortunada esa definición, puesto que parece querer limitar el clima a lo que ocurre en la atmósfera, mientras que, en mi opinión, la atmósfera es sólo una parte, sin duda importante para nosotros, pero sólo una parte, del Sistema Climático, como conjunto de componentes, todos los cuales deben ser tenidos en cuenta: la propia atmósfera (gases), la hidrosfera (agua), la litosfera (parte sólida), la criosfera (todo el hielo) y la biosfera (seres vivos, incluido el hombre). Conjunto de componentes, cuyas interrelaciones y retroalimentaciones, son precisamente las que dan lugar, tanto a los climas del planeta, como a sus cambios.

01-balance-radiativoLa propia palabra Clima procede del griego Klima, que significa inclinación de los rayos solares; con lo que la atmósfera pasa a ser secundaria, puesto que del 100% de la radiación solar que llega a la atmósfera terrestre, un 30% (albedo) es reflejada por las nubes y el suelo, con lo que, en principio, sólo el 70% es absorbido por la superficie terrestre.

Y es esta superficie, sobre todo la litosfera, es decir la parte sólida de la superficie del planeta, la que es calentada por el Sol, y después la litosfera calienta el aire que se encuentra sobre ella, a través de diferentes procesos físicos. Y aquí es donde entran en juego el conjunto de los GEI (Gases de Efecto Invernadero), sobre todo el vapor de agua, aunque no lo consideraremos aquí, puesto que su presencia y variaciones no se deben a la acción del hombre.

Otros GEI, cuya presencia y emisiones crecientes sí son responsabilidad humana, son el dióxido de carbono (CO2), el metano (CH4) y el ozono (O3), entre otros. Pero conviene recordar que es gracias a estos gases por lo que es posible la vida en el planeta, puesto que sin el efecto invernadero que tiene lugar en la atmósfera, la temperatura media de ésta sería de 18 grados bajo cero (-18 ºC), es decir 34 ºC por debajo de su temperatura actual, que podemos estimar en cerca de los 16 ºC.

Por tanto los GEI no son los malos de la película; ahora bien, el problema lo hemos creado nosotros, al inyectar en la atmósfera más GEI de los que el Sistema Climático puede gestionar, alcanzando niveles que no han existido desde hace miles de años, y sobre todo con una rapidez, que el Sistema no es capaz de soportar. Esta rapidez es la que ha dado lugar al conocido Calentamiento Global, y su consecuencia que es un nuevo Cambio Climático, el último de los muchos que ha sufrido el planeta Tierra en los 4.600 millones de años de existencia, que nuestro pobre planeta lleva dando vueltas por el cosmos.

02-una-meteo-variadaPero, dicho lo anterior, en cualquier intento dirigido a conocer las cosas del clima y sus cambios y consecuencias, deberíamos incluir tanto el estudio de nuestra propia influencia él, como la influencia del clima en nosotros, de forma que estemos informados a la hora de tomar decisiones; en ese sentido, pasaremos revista a algunas de las cosas que deberíamos tener en cuenta.

Es admitido, por la mayoría de los climatólogos, que durante el siglo XX, la temperatura media global del planeta aumentó unos 0,7 °C, incremento que puede parecer pequeño, pero que es bastante grande, y sobre todo ha sido extraordinariamente rápida, si la comparamos con los valores registrados durante los 10.000 años anteriores.

Es también admitido que ese calentamiento, y la rapidez con que ha tenido lugar, ha sido la suma de los efectos naturales, que han intervenido en todos los cambios que el clima terrestre ha sufrido a lo largo de su historia, junto con las actividades humanas, presididas por un desarrollo insostenible, durante los últimos decenios.

Dos consecuencias que ya se están produciendo son el aumento global del nivel del mar y el incremento de fenómenos adversos, como la frecuencia e intensidad de olas de calor, sequías e inundaciones.

Y, en este siglo XXI, es seguro que el incremento sea superior al del siglo pasado. En el reciente Acuerdo de París, se establecen los objetivos que debemos plantearnos, para evitar males mayores, como que el cambio llegue a ser irreversible, e imprevisible en sus consecuencias, estableciendo como límite un ascenso de 2 ºC, a lo largo de este XXI, si bien “se aconseja” no pasar de 1,5 ºC.

Pero las actividades humanas, como la quema de combustibles fósiles y la deforestación, han tenido una gran influencia en el clima de la Tierra, que ha ido adaptando la vida que contiene a ese clima cambiante, dado que los organismos individuales sobreviven dentro de rangos específicos de temperatura, precipitación, humedad y luz solar. Y los organismos expuestos a condiciones climáticas fuera de su rango normal, deben adaptarse, o buscar otro lugar para sobrevivir, puesto que, en otro caso, se extinguirían.

03-modelos-y-dudasLos cambios en las condiciones climáticas pueden afectar la salud de los ecosistemas, así como a la propia supervivencia de especies enteras. En este sentido, los patrones de distribución de fósiles muestran la evidencia de extinciones, relacionadas con cambios climáticos en el pasado.

Los cambios climáticos previstos para el futuro se basan en los resultados obtenidos mediante modelos climáticos, que son simulaciones físico-matemáticas, que intentan aproximarse a cómo respondería el planeta a variaciones en algunas de las componentes del Sistema Climático. Pero, por un básico Principio de Prudencia, deberíamos preguntarnos si, dentro de su complejidad, conocemos bien todo lo que se incluye en esos modelos, evitando así fiar a sus resultados el futuro de la vida sobre el planeta.

Adolfo Marroquín Santoña

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Sobre el autor

Adolfo Marroquín, Doctor en Física, Geofísico, Ingeniero Técnico Industrial, Meteorólogo, Climatólogo, y desde 1965 huésped de Extremadura, una tierra magnífica, cuna y hogar de gente fantástica, donde he enseñado y he aprendido muchas cosas, he publicado numerosos artículos, impartido conferencias y dado clases a alumnos de todo tipo y nivel, desde el bachillerato hasta el doctorado. Desde este blog, trataré de contar curiosidades científicas, sobre el clima y sus cambios, la naturaleza, el medio ambiente, etc., de la forma más fácil y clara que me sea posible.


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