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Ciencia Fácil

España y el Agua

 En dos artículos anteriores “Planeta Tierra y el Agua” y “Europa y el Agua”, comentábamos someramente la situación actual y previsible de la existencia y disponibilidad de ese fluido vital para nosotros, el agua, a las escalas respectivas. Nos proponemos ahora bajar en la escala espacial, analizando el tema para España.

Desde siempre, el uso del agua en España ha tenido numerosos problemas, bastante conocidos por otra parte; en primer lugar los debidos a su clima semiárido, en gran parte del territorio español, y sometido a una gran heterogeneidad en la precipitación, tanto espacial como temporalmente.

Otro problema es sin duda su estructura económica, con fuerte participación agrícola, que demanda grandes cantidades de agua justo en las épocas de verano, es decir precisamente cuando no hay aportaciones.

Un país de estas características es muy sensible a las disminuciones de los recursos hídricos que puedan presentarse, y eso es lo que va a ocurrir de acuerdo con lo previsto por los modelos, en el marco del cambio climático en que estamos y estaremos inmersos en próximos años y decenios.

Existen cuencas como Ebro, Guadalquivir y Guadiana, en las que prácticamente el 90% de sus necesidades se centran en los meses de mayo a septiembre, coincidiendo con el mínimo de las aportaciones naturales de precipitación. Y este problema del desfase entre necesidades y aportaciones, consecuencia de la heterogeneidad temporal de las precipitaciones, se agravará con el cambio climático.

La heterogénea distribución espacial y temporal de la precipitación en España, mucho más acusada que en otros países de nuestro entorno, trae como consecuencia una extraordinaria variabilidad de las aportaciones a lo largo del tiempo y también una gran variación de aportaciones en las diversas cuencas hidrográficas.

 

 La precipitación media anual en la Península Ibérica presenta una distribución geográfica muy variada, con los valores más elevados, referidos a España, en el noroeste de Navarra y suroeste de Galicia; registrándose los valores más bajos en el sureste, en las provincias de Almería y Murcia, en el sur de Alicante, con precipitación media anual inferior a 300 litros/m2. En las zonas próximas al cabo de Gata la precipitación es todavía más baja, inferior a 200 litros/m2.

Ahora bien, estos valores corresponden a los registros climáticos históricos, existentes hasta ahora, pero el cambio climático, con su influencia sobre la disponibilidad de agua, va a deparar en el futuro debates en política hidráulica, seguramente muy intensos y de gran calado, sobre todo si se tiene en cuenta que las precipitaciones, la escorrentía, la disponibilidad en presas y pantanos, etc., son aspectos que superan los límites territoriales, no sólo entre países, sino entre las regiones o comunidades, más o menos autónomas, dentro de dichos países. De forma que, si se cumplen las previsiones de los modelos, y es altamente probable que así sea, pocas políticas se van a ver tan afectadas, discutidas y peleadas, en el futuro, como la política hidráulica para abastecer esos “puzles” o rompecabezas regionales.

En una reciente Nota de Prensa el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) señala que España sufre sequías cada vez más intensas y prolongadas, informando que las sequías más intentas y de mayor duración, se han concentrado hasta ahora en el centro y sur peninsular: Tajo, Júcar, Guadiana y Guadalquivir.

En el futuro, puesto que la situación puede agravarse, y dado que algunas actividades económicas, como la producción de energía hidroeléctrica y la agricultura, presentan una gran dependencia respecto del caudal de agua disponible, se considera que los episodios de sequías en la Península Ibérica, cada vez más frecuentes y prolongadas, pueden incrementar la vulnerabilidad de la sociedad ante este riesgo natural.

El gráfico inferior muestra los porcentajes de disminución, previstos para el 2030, de la aportación total de agua, para dos escenarios climáticos; el Escenario 1 correspondería a aquel en que se toman importantes medidas correctoras, a nivel planetario (poco probable), y el Escenario 2 representa los resultados de las simulaciones para el caso (mucho más probable) de que se tomen sólo algunas de las medidas.

 

 El Centro de Estudios y Experimentación de Obras Públicas (CEDEX), con la supervisión de la Oficina Española de Cambio Climático (OECC), desarrolló un trabajo sobre los efectos potenciales del cambio climático en los recursos hídricos en España para el siglo XXI, llegando en esencia a las siguientes conclusiones como las más probables:

.- Tendencia generalizada a una disminución de la precipitación total anual acumulada.

.- Mayor reducción de la precipitación en primavera durante el último tercio del siglo XXI

.- Aumento de la precipitación en el oeste de la Península en invierno y en el noreste en otoño

.- El cambio climático causará una disminución de aportaciones hídricas, más acusada en las zonas semiáridas.

 

 En la figura anterior se presentan las proyecciones (previsiones a futuro) que los diferentes modelos utilizados nos dan para los valores de la precipitación total anual media en España. En verde, a la izquierda, los datos de finales del siglo XX (1960-1990) utilizados en el estudio, y a la derecha, en rojo y azul, los valores esperados para el siglo actual, según “distintos escenarios”, es decir, según evolucionen los usos y costumbres del género humano. Las líneas en trazo grueso corresponden a la media de los valores esperados.

Prácticamente la totalidad de los estudios desarrollados coinciden en que lo previsto es que desde ahora hasta el año 2030, se vayan reduciendo las precipitaciones, hasta reducirse en un 5% para aquella fecha, lo que dará lugar a disminuciones medias de los recursos hídricos disponibles entre un 5 y un 14% para el 2030 (Estas cifras pueden superar el 20% o 22% para final del siglo XXI).

Como se refleja bien en el último gráfico, resulta evidente que esta reducción de las precipitaciones y recursos asociados, prevista por los modelos físico-matemáticos, tendrá lugar en forma de “tendencia”, de forma progresiva, de manera que, dada la enorme variabilidad temporal y espacial de esta magnitud, lo que se refleja en los “dientes de sierra” (continuas subidas y bajadas) de las líneas del gráfico, tendremos años y áreas con precipitaciones iguales e incluso superiores a las registradas en el pasado siglo XX, pero a medida que avance el siglo XXI, la tendencia tendrá signo negativo y con los valores señalados, o muy próximos a ellos .

En los análisis por cuencas hidrográficas existe también práctica unanimidad en que la disminución más severa corresponderá, de mayor a menor pérdida, a las cuencas de Canarias, Guadiana, Segura, Júcar y Guadalquivir.

Adolfo Marroquín Santoña

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Sobre el autor

Adolfo Marroquín, Doctor en Física, Geofísico, Ingeniero Técnico Industrial, Meteorólogo, Climatólogo, y desde 1965 huésped de Extremadura, una tierra magnífica, cuna y hogar de gente fantástica, donde he enseñado y he aprendido muchas cosas, he publicado numerosos artículos, impartido conferencias y dado clases a alumnos de todo tipo y nivel, desde el bachillerato hasta el doctorado. Desde este blog, trataré de contar curiosidades científicas, sobre el clima y sus cambios, la naturaleza, el medio ambiente, etc., de la forma más fácil y clara que me sea posible.


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