Uno de los mayores retos de nuestro tiempo consiste en satisfacer la permanentemente creciente demanda energética, de los inquilinos del planeta Tierra… ¿Cómo podremos resolverlo?, ¿Renovables?, ¿Nuclear?, ¿Fracturación hidráulica (fracking)?, ¿Captura y almacenamiento de carbono? Existe verdadera prisa y hasta casi desesperación por descubrir una “panacea”, que nos resuelva todo de un plumazo.
La comunidad científica se afana en estudiar todas las soluciones posibles, abarcando desde métodos matemáticos con los que adaptar los sistemas vigentes hasta distintos planes visionarios para la obtención de energía (algunos verdaderamente disparatados, al menos en apariencia).
El modo de consumo y producción de electricidad ha cambiado drásticamente en la sociedad desde que se crearan las primeras redes eléctricas; redes que, por cierto, no siempre han estado a la altura de lo que se requería de ellas.
Recientemente se ha publicado en la revista Scientific American la noticia de que unos investigadores de la Universidad de Boston están desarrollando un programa informático que hará posible una red eléctrica descentralizada en la que la energía podría entrar y salir de ella, de la misma forma que la información fluye por internet.
Ese equipo de investigación en Boston, ha creado algoritmos que analizan los flujos de potencia por la red de transmisión y reconocen las rutas menos congestionadas. En el artículo de Scientific American se compara este método con la manera en que el navegador de nuestro coche nos propone carreteras secundarias si en determinada autovía hay mucho tráfico.
Dotados de esta información, los operadores de la red pueden abrir o cerrar conmutadores de circuitos para dirigir la potencia eléctrica de forma adecuada y poner a disposición de los usuarios la fuente energética más rentable. Se calcula que el programa Topology Control Algorithms (TCA o Algoritmos de control de la topología) podría ahorrar en torno a 73 millones de euros al año en costes derivados de atascos en el tráfico energético y de paso reducir las restricciones a las entradas procedentes de las plataformas de generación basadas en las renovables, como las eólicas, en cerca de un 50%.
Al mismo tiempo, científicos de Japón apuestan por un plan algo más intrépido para garantizar el suministro energético en todo el planeta. Desde iflscience.com se informa que investigadores de la Agencia Japonesa de Exploración Aeroespacial (JAXA) evalúan la posibilidad de instalar en el espacio un gigantesco parque solar. Esta central energética flotante podría captar la energía del Sol sin que influyan para nada la meteorología, las estaciones del año, ni la hora del día, ofreciendo así un aporte constante de energía ecológica al planeta.
¿Cómo funcionaría este parque fotovoltaico del espacio? Según iflscience.com, el modelo propuesto, compuesto por paneles solares flotantes, tendría varios kilómetros de longitud y pesaría diez mil toneladas. Estos paneles estarían “enlazados” a un punto sobre la superficie de la Tierra, haciendo que el satélite se mantuviera fijo, en órbita geoestacionaria, sobre ese punto.
En la actualidad se estudia cómo podría transmitirse a la Tierra toda la valiosa energía solar captada. Por el momento, sus impulsores opinan que dicha energía podría convertirse en microondas o en haces de láser, o en una combinación de ambos, que seguidamente se transmitirían a la instalación receptora situada en la Tierra.
Según se anuncia, estos paneles solares espaciales tendrían una eficiencia entre cinco y diez veces mayor que la de los sistemas de conversión solar instalados en la superficie del planeta. Además, las emisiones de CO2 serían reducidas y provendrían únicamente de la instalación receptora. Se prevé que este sistema, llamado SSPS, será capaz de procesar en torno a un gigavatio de potencia, una magnitud similar a la de las centrales nucleares.
Los investigadores que han dado la noticia, afirman que esta propuesta puede parecer algo inverosímil, pero en la Agencia JAXA opinan que se están aproximando de forma muy tentadora a la capacidad tecnológica suficiente para hacerla realidad. Aseguran que se trata de ciencia sin ficción, al menos para la JAXA.
Fuente: CORDIS, principal portal público de la Comisión Europea para difundir información sobre los proyectos de investigación financiados por la Unión Europea, y sobre sus resultados. Y noticias publicadas en Scientific American e iflscience.com