¿Tendré en mis manos una varita mágica? La semana pasada, en esta misma ventana digital, pedía a gritos las listas abiertas para elegir a nuestros representantes. Pues bien, dicho y hecho: nuestro presidente José Antonio Monago, fin de semana al medio, acaba de hacer pública su intención de que así sea para las próximas elecciones. ¿Debo creerme tan importante como para que me lean en tan altas instancias? ¿Por qué no? Así que, inflado de vanidad, voy a seguir pidiendo cosas a nuestro Presidente. Por dos razones: la primera, porque me siento responsable de esta varita que por circunstancias tengo en mi mano en estos momentos. La segunda, porque están en juego muchos puestos de trabajo de extremeños como yo.
Porque, ¿nos estamos volviendo locos o qué? En el peor momento de la Gran Recesión, con un índice de paro regional del 30,1 por ciento, tras un mes de diciembre con los peores datos relativos al consumo de las dos últimas décadas, no se le ocurre otra feliz idea a la Junta de Extremadura, que dejar fuera de facto del suministro de víveres de todos los centros del SEPAD (Servicio Extremeño de Promoción de la Autonomía y Atención a la Dependencia, dependiente de la Consejería de Salud y Política Social del Gobierno de Extremadura), a las pequeñas y medianas empresas extremeñas convocando un macroconcurso de más de cinco millones de euros con un único posible adjudicatario. ¿A quien espera usted que le vendan sus productos las pymes extremeñas, es decir las únicas empresas que hay en Extremadura?
Como bien sabrá nuestro Presidente, hasta ahora, cada centro de dependientes de la Junta de Extremadura, sacaba a concurso el aprovisionamiento de sus víveres -para no faltar a la verdad, en alguna ocasión se ha sacado a concurso el suministro de varios centros de forma conjunta, hasta cinco creo-. A dicho concurso concurrían los empresarios que estuvieran interesados, la mayoría de ellos proveedores locales, para optar a servir la carne, las aves, los huevos, la fruta y verdura, el pescado, y otros alimentos. No era un sorteo. Consistía en una puja, en sobres cerrados, donde cada uno hacía su oferta en buena lid, y el bolsillo de los contribuyentes lo agradecía con suculentos ahorros. Pues bien, según recoge el D.O.E. de fecha 22 de enero, existe una resolución de 10 de enero de 2013, de la Secretaría General, por la que se convoca, por procedimiento abierto la contratación del servicio de suministro de “Víveres (proveedor único) de los Centros dependientes del SEPAD“. Es decir, que este año las empresas que opten a dicho concurso, deben optar a TODOS LOS VÍVERES DE TODOS LOS CENTROS DE TODA EXTREMADURA, 27 centros en total!!
Yo me pregunto: ¿alguna empresa extremeña tiene la capacidad suficiente para optar a ello?. No contentos con eso y para terminar de echar a los pequeños y medianos empresarios, en las bases se exige una liquidez del doble del importe del concurso, lo cual nos lleva a la colosal cifra de más de 10.000.000 de euros (sí, sí, diez millones de euros). Y todo, en el plazo de 15 días -algún malpensado dirá que si no se sabe esto con mucha antelación es imposible prepararse para tal concurso, me reservo mi opinión al respecto-.
Muchas preguntas saltan a mi mente tras estas informaciones: ¿No es triste que más de 5.000.000 de euros, que es el dinero que cobrará la agraciada empresa, -dinero pagado con sus impuestos por los extremeños- salgan de nuestra ya vapuleada economía? ¿Cuántos empleados de esas pequeñas empresas extremeñas se van a ir a la calle al día siguiente de la puesta en marcha de este demencial sistema de adjudicación? ¿A quién beneficia todo esto?, ¿tras el Sepad irá el Servicio Extremeño de Salud?.
No es por comparar, y dejando claro que el señor Arturo Mas me da un asco superlativo, al menos él defiende a los suyos. A veces, un poco de “nacionalismo“ no está de más, aunque yo prefiero, en este caso llamarlo racionalismo. Espero que mi varita mágica aún funcione y el próximo lunes nos despertemos con la agradable noticia de que se ha suspendido tan injusto concurso, y que podrán volver a dormir tranquilas tantas familias extremeñas.