Semana negra la vivida en los mercados. Las principales bolsas internacionales prolongaron la tendencia de las cinco jornadas precedentes y sufrieron pérdidas que superaron el 5% en Europa y en EE.UU. y el 8% en Japón. Aquí el Ibex se dejó un 6%, cediendo compañías como Telefónica o Repsol un 6´56 y un 7´15%. Una verdadera debacle.
Si buscamos las causas de este desplome, la mayoría de los analistas lo explicarán por el temor a que la Reserva Federal estadounidense endurezca su política monetaria, acelerando la subida de tipos de interés y haciéndolo además de forma más agresiva. Pero este ha sido solo el detonante. Descartando razones de tipo macroeconómico, ya que con pequeñas correcciones a la baja todas las economías occidentales mantienen unas expectativas de crecimiento para 2018 favorables, la verdadera causa que ha provocado este “tsunami” bursátil está en las irracionales revalorizaciones que han registrados los principales índices en los últimos cuatro años, revalorizaciones que han permitido al Dax y al Dow Jones duplicar su capitalización, acumulando plusvalías anuales por encima del 20%… con crecimientos de PIB que a duras penas llegaban al 2%.
Insistimos, no hay razones de fondo que justifiquen semejante traspiés y aunque en momentos como estos nos invada el pánico, lo cierto es que hemos vivido un ajuste tan previsible como “saludable”: previsible, porque eran absolutamente insostenibles las subidas que estaban marcando todas las plazas y saludable porque de prolongarse el rally entraríamos en un riesgo cierto de que la futura corrección tuviese tintes aún más dramáticos. También ayudaría a frenar esta sangría poner límites al apalancamiento de los bajistas, inversores meramente especulativos, que han puesto sus garras en las bolsas apostando fuerte por la caída de los valores con más peso.
Semana aciaga también la vivida en los mercados petrolíferos. El barril de Brent bajó un 7%, retrocediendo hasta los 64 dólares, muy lejos de los más de 70 que alcanzó hace apenas diez días. El euro cedió terreno con el billete verde y ambas monedas se cruzaron en las 1´22 unidades.
Capítulo aparte merece lo que está sucediendo en los mercados de deuda, donde casi todos focalizan el epicentro del problema. En apenas seis meses el bono USA ha pasado a cotizar al 2% a hacerlo 2´86, adelantando una inminente subida de tipos en EE.UU. Una tendencia similar ha registrado el “bund” alemán que en solo tres meses ha doblado con creces su rentabilidad (del 0´31% al 0´75%).
Es una obviedad que estamos en un momento complicado. Pero reconociendo lo difícil de la coyuntura, nos alineamos con los que ven en la actual corrección una oportunidad para incrementar posiciones en renta variable. La bolsa sigue siendo, de largo, la mejor opción. No les quepa duda.