Semana verdaderamente trepidante la que se cerró el viernes. Pese a que el Gobierno había rebajado su previsión de crecimiento para este y el próximo año, los inversores se lanzaron lunes y martes abiertamente a tomar posiciones en renta variable, tendencia que se mantuvo el miércoles a primera hora, permitiendo al Ibex recuperar casi un 3% del terreno cedido en sesiones anteriores. El jueves la decisión del Tribunal Supremo -contra su criterio de hace solo unos meses- de recaer sobre los bancos el pago del impuesto de Actos Jurídicos Documentados, dio un giro de 180 grados a la estrategia de los inversores que inundaron de papel el parqué, al estimar las primeras valoraciones que la resolución judicial podría tener un coste para el sector financiero entre los 4.000 y los 16.000 millones.
Solo minutos después de conocerse esta resolución, la bolsa entró en “modo pánico” lastrado además el selectivo por el rechazo de Bruselas al presupuesto italiano. Cuando el viernes las pérdidas en el sector bancario empezaban a adquirir tintes dramáticos, el Tribunal Supremo dejó en el aire los efectos de esta sentencia y en una reacción tan insólita como sorprendente, acordó que sería el Pleno del Alto Tribunal el encargado de fijar los límites exactos que deberán regir la liquidación del impuesto, atendiendo a la “enorme repercusión económica y social” de la sentencia publicada el jueves.
Al final, el Ibex acabó prácticamente plano en los 8.892 enteros (-0´11%). El papel se cebó con la banca de mediana capitalización, desplomándose los títulos de Bankinter, Bankia y Sabadell un 5´73, 5´97 y 7´47% respectivamente. Con todo, el peor registro se lo anotó DIA, al hundirse sus acciones un 53%… y acumulando en lo que llevamos de 2018 un descalabro del 80%.
Las tensiones no solo se centraron en la bolsa, sino que también se extendieron a la deuda. El bono a diez años, que hace unos meses cotizaba por debajo del 1´20% cerró en el 1´76, disparándose la prima de riesgo hasta los 131 puntos básicos. El bono trasalpino, que terminó la semana en el 3´49%, llegó a tocar el nivel del 3´76%, muy penalizado por la anarquía presupuestaria de su Gobierno, que presentó en Bruselas unas cuentas desafiantes con la rígida ortodoxia de sus socios comunitarios.
De esta coyuntura confusa no salió muy penalizado el euro, que logró mantener el fixing con el dólar en las 1´15 unidades.
Inútil hablar de resistencias ni soportes. Son de tal enjundia los frentes que tienen abiertos los inversores, que el corto plazo bursátil es absolutamente impredecible. El pulso es bajo, el pesimismo generalizado y el sentimiento bajista. Sin embargo, nosotros apostamos por un rebote. Hay verdaderas “gangas” en el parqué… aunque tendríamos que ser muy selectivos en nuestras compras.