Imposible con estos “mimbres” hacer otro cesto. Los inversores recibieron estas últimas cinco jornadas un verdadero aluvión de referencias negativas -muchas de ellas de gran entidad- haciendo completamente inútil cualquier intentona por invertir la tendencia bajista instalada en el parqué hace semanas.
Si nos ceñimos a noticias domésticas, los efectos de este tsunami se han dejado sentir abiertamente en las cuentas presentadas por las principales empresas cotizadas, siendo llamativamente preocupantes las cifras de valores de tanto peso como Telefónica, Santander o BBVA, aunque sin duda, la más relevante de todas ellas fue el desplome del PIB en el segundo trimestre (-18´5%), lo que augura un hundimiento de nuestra economía en 2020 sin precedentes. A esta pésima referencia habría que añadir la crítica situación del sector turístico (clave en nuestro país) tras las recomendaciones de no viajar a España de un buen número de Gobiernos. Alarmante también el dato que se conoció el viernes sobre el déficit público, que se quintuplicó en el primer semestre hasta el 4´36% del PIB.
No contamos tampoco esta vez con ayudas foráneas y si el dato del PIB español fue malo, también lo fue el de Alemania y EE.UU., sin que los anuncios del BCE y la FED sobre mantener más allá de 2021 sus políticas monetarias laxas, mitigara lo más mínimo el pesimismo generalizado en las bolsas.
Con este panorama tan incierto, muchos optaron por refugiarse en el oro, cuyo precio se disparó hasta rozar los 2.000 dólares la onza, acumulando una revalorización desde el inicio de la pandemia superior al 30%.
La renta variable sufrió un duro correctivo, dejándose el Ibex un 5´7% retrocediendo hasta los 6.877 enteros. Determinantes en esta caída resultaron los “batacazos” de Santander, IAG y BBVA, que cedieron respectivamente un 14´93, 15´35 y 15´40%. El dinero fue muy selectivo y solo Viscofan terminó con ganancias de entidad (sus títulos subieron un 7%).
En el exterior recortes similares a los nuestros en Frankfurt, Milán y Tokio y solo balance positivo para el Standard & Poor’s, que sigue moviéndose en zona de máximos históricos.
Buen comportamiento del bono español en los mercados de deuda, reduciendo su rentabilidad al 0´33%. Mientras, el euro se apreció otro 2% con el dólar, debilitado el billete verde por las descabelladas declaraciones de Trump abriendo las puertas a un posible aplazamiento de las elecciones presidenciales estadounidenses.
Terminamos el año económico más duro y complicado de décadas. Bien nos vendrá a todos un poco de desconexión de cara a un otoño que no se presenta nada halagüeño. Nosotros volveremos con nuestra colaboración semanal el 6 de septiembre. A ver qué nos encontramos!!!