Semana muy aciaga la que se ha vivido en todas las plazas bursátiles, descontando los mercados unas consecuencias de la pandemia más negativas aun de las inicialmente previstas y que ya apuntaban caídas del PIB en Europa por encima del 8% y subidas del desempleo de al menos cuatro puntos.

El temor a que esta segunda ola de contagios del Covid acabe por frustrar la timidísima recuperación iniciada este tercer trimestre del año, pesó como una losa entre unos inversores que recibieron -con preocupación- referencias como el mal dato del PMI de la eurozona en septiembre o las advertencias de la FED sobre la dimensión real de la crisis, sin que el plan de estímulos fiscales que anunció (no concretó) Powell el martes -y que podría suponer una inyección adicional de liquidez superior a los dos billones de dólares- apenas tuviese efectos en unos parqués que saben ya que las políticas monetarias hiperexpansivas como las que se vienen aplicando, no pasan de ser meros parches con los que intentar resolver problemas de muchísima enjundia, problemas  que posiblemente lo que requieran reformas estructurales de gran calado.

Así las cosas, todas las bolsas cerraron en rojo, oscilando los recortes entre el medio punto porcentual de Tokio y el descalabro del 5% que sufrió el Cac de París. En Wall Street, tanto el S&P como el Dow Jones, retrocedieron alrededor del 3%; mucho mejor el tecnológico Nasdaq que prácticamente repitió el cierre del viernes anterior.

Madrid cayó un 4´35%, alejándose del nivel de los 7.000 enteros, lastrado el selectivo por un sector bancario en “caída libre”(Bankinter y Sabadell que cedieron respectivamente un 10´24 y 13´91%).Con todo, la peor parte se la llevó una semana más IAG que se hundió un16´32% y se deja ya en el año un dramático 83´24%.

En los mercados de divisas el euro siguió perdiendo terreno con el billete verde y ambas monedas se cruzaron en las 1’16 unidades, mientras en los de petróleo, el barril de Brent cotizó a 41 dólares.

Las tensiones bursátiles atrajeron dinero a la renta fija, lo que se tradujo en un bono a diez años que volvió a los niveles más bajos del año, reduciéndose su rentabilidad al 0’24 frente al 1’20% que llegó a marcar en marzo. Con todo, la prima de riesgo quedó anclada en los 77 puntos básicos.

Mala semana. Era previsible un otoño complicadísimo y todo apunta a que lo va a ser. Va a ser un otoño muy, muy difícil.