Segunda semana consecutiva al alza en las bolsas españolas. El Ibex, que en las diez últimas jornadas acumula una revalorización del 4´87%, volvió a estrellarse con la barrera de los 7.000 puntos, barrera que, durante la primera parte de la crisis había ejercido como soporte de cierta entidad y ahora se está convirtiendo en un freno para que nuestra renta variable pueda sumarse a la tendencia alcista que registran desde marzo la práctica unanimidad de los mercados.

Clave en las últimas mejoras bursátiles resultó el magnífico comportamiento de dos de los valores con más peso en el selectivo: Telefónica y Repsol, que se anotaron respectivamente ascensos del 10´01% y 14´35%, los de la operada justificados por un rebote técnico tras el durísimo correctivo que venían recibiendo y los de la petrolera tanto por la fuerte subida del crudo como por un informe de Citigroup fijando el precio objetivo de la compañía presidida por Josu Jon Imaz en los 8´40 euros/acción (actualmente cotiza a poco más de 6€). Meritorio también el avance del 12´75% que registraron las acciones de IAG, que celebró así la fortísima demanda que registraron sus títulos en la ampliación de capital iniciada el jueves. La nota negativa vino de la mano de la inmobiliaria Merlín, que perdió un 4´52% dejándose prácticamente todo el terreno ganado la semana anterior.

El dinero entró con fluidez en las principales plazas foráneas y así rondaron las ganancias el 2´5% en la mayoría de ellas, moviéndose Frankfurt y Nueva York en zona de máximos históricos.

El euro recuperó el nivel de las 1´18 unidades con el dólar, marcando finalmente fixing ambas monedas ligeramente por encima de este nivel. Por su parte el bono a diez años terminó en un exiguo 0´16%, acercándose al mínimo histórico del 0´04% que marcó en agosto de 2019. Finalmente, en los de crudo, la cotización del Brent se disparó cerca del 10% tras anunciarse una huelga en los campos noruegos, huelga que podría implicar una reducción drástica de la producción.

En los primeros seis meses de su programa de compra de emergencias contra la pandemia (PEPP) de los 565.641 millones que lleva adquiridos el Banco Central, 61.030 los ha invertido en la compra de deuda soberana española. Unas cifras verdaderamente mareantes que están sirviendo al menos para sostener la economía de naciones que -sin contar con estos apoyos- se verían irremediablemente forzados a suspender pagos. En todo caso, y para evitar estos países el default, no pueden tardar en afrontar reformas de calado que modernicen sus anquilosadas estructuras económicas.